miércoles, 26 de noviembre de 2014

Dejemos de Correr

Base Texto Bíblico: Jonás 1:1-17
Esta semana le pedía a nuestro Padre que me hiciera comprender el mensaje del libro de Jonás. Muchas personas encuentran esta parte de la palabra de Dios difícil de creer, pero todo cristiano fiel sabe que para Dios no existe lo imposible.
Así que, este estudio bíblico examinará qué le paso a Jonás, para descubrir si en este acontecimiento histórico existe una lección que todo cristiano deba aprender, si la experiencia de Jonás es aplicable a nuestra vida. 
Lo que aconteció con Jonás es algo que no cabe en nuestra mente, y exactamente por esto, muchas personas, incluyendo a cristianos, encuentran lo que aconteció aquí difícil de creer. Pero cuando analizamos en profundidad, lo que le sucedió a Jonás, nos damos cuenta que no es muy diferente a lo que le sucede a muchos cristianos en la actualidad.
Dios llamó a Jonás para que fuera a la ciudad llamada Nínive y les predicara Su palabra. Cuando leemos esto rápidamente, lo único que vemos es que Dios lo llamó a predicar en una ciudad grande, pero cuando lo examinamos más detenidamente, vemos que fue algo mucho más que eso. A través de diversos estudios bíblicos e históricos, aprendemos que la ciudad de Nínive era la capital del imperio Asirio. Este imperio era grande y pervertido, y era el más temido por el pueblo Judío, debido a las atrocidades que había cometido. Y, desde su niñez, Jonás había sido enseñado a odiar a los asirios y su autoridad. Jonás les odiaba de tal forma, que no quería que recibieran la gracia de Dios. 
Después de recibir el llamado de Dios, Jonás hizo algo que muchos de nosotros, casi siempre hacemos al recibir el llamado, corrió. No solo corrió, sino que lo hizo en dirección opuesta a donde Dios le había llamado. La ciudad de Nínive estaba al este de donde se encontraba Jonás, pero él se fue en dirección oeste a Jope. Jonás corrió porque él no podía perdonar de corazón a esas personas, debido a lo que habían hecho en el pasado. Esto no es muy diferente a lo que nos pasa a muchos hoy en día. Hermanos, todos fuimos llamados a llevar el evangelio a otros lugares, pero muchas veces, nuestro propio temor, prejuicios y odio nos detienen de hacer la voluntad de Dios. Todos fuimos llamados a dejar nuestras ciudades y a entrar en Nínive; fuimos llamados a predicar la Palabra de Dios. Esto es algo que ha sido predicado en cualquier iglesia cristiana del mundo, y es lo que nos enseña el Señor como encontramos en Mateo 28:18-20 que nos dice: “…Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén…”
Lo que sucede con frecuencia, es que muchos cristianos tratan de ignorar lo que Dios manda. Igual que Jonás, tratamos de huir y escaparnos; no hacemos Su voluntad. Lo más divertido del caso es que siempre aducimos tener una excusa. Pero la verdad es que no tenemos ninguna, sino que lo hacemos porque le otorgamos a Dios en el último lugar en nuestra vida. Es algo que sucede muy frecuentemente debido a nuestro temor o terquedad, y solemos decir que Dios demanda mucho de nosotros, aducimos que Dios quiere mucho. Pero,... ¿cuánto no ha hecho Dios por nosotros? En la palabra de Dios encontramos que en Juan 3:16 se nos dice: “…Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…”
¿Quién está dispuesto a entregar a su hijo, para que sea azotado, torturado, y crucificado para salvar a otra persona en cualquier lugar? ¿Quién está dispuesto a entregar a su hijo, para que sea azotado, torturado, y crucificado para salvar a un completo extraño? No existe nadie dispuesto a hacer esto. Sin embargo, Dios no titubeó, Dios entregó a su hijo unigénito para que muriese por nuestras faltas. El sacrifico perfecto para que podamos tener redención y salvación. ¿Es entonces demasiado lo que Dios pide de los cristianos?... 
Jonás se fue en dirección opuesta a donde Dios le había llamado, se fue en dirección oeste, y Dios le había mandado al este. Pero no importa la distancia que Jonás pusiera entre él y Nínive, porque no podía esconderse de Dios. Jonás pensaría que Dios era el Dios de Israel solamente, que Él no podría encontrarle al irse lejos, pero estaba muy equivocado. Los estudios bíblicos y las prédicas cristianas basadas en este tema, nos enseñan que Jonás llegó a Jope, y que procedió a comprarse un pasaje en el primer barco que estuviera listo para zarpar. Una vez en el barco, procedió a acomodarse y se quedó dormido. Al igual que Jonás, existe un gran número de cristianos que está constantemente huyendo de lo que Dios nos ha mandado a hacer.

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