domingo, 5 de octubre de 2014

Pasos De Bebé - Crecimiento personal-espiritual

El éxito no comienza hasta que iniciamos la caminata hacia nuestras metas. Y nuestro caminar siempre comienza con un paso de bebé.
¿Por qué los llamamos pasos de bebé? ¿O serán algo más que nuestro próximo paso en el camino de la vida?
Los pasos de bebé son los primeros pasos que damos como un acto de fe. Vemos a otros avanzando y al seguirlos, reclamamos nuestra habilidad de caminar. Al crecer, seguimos nuestro desarrollo al tomar adicionales pasos de bebé. A veces caemos y otras, fracasamos. Todos los pasos se convierten en actos de fe; simplemente, nos vamos haciendo más duchos.
Si nos decimos a nosotros mismos: “No quiero verme como un tonto” o “más vale que sea bueno en esto”, probablemente nunca tomaremos los pasos de bebé hacia nuestras metas y acabaremos ahogándonos en nuestra propia conmiseración.
Como cultura, nos enfocamos en los resultados. Contemplamos cualquier riesgo a tomar para alcanzar nuestras recompensas. Son pocos los que son rendidores consumados en cualquier tarea la primera vez que lo intentan. Fracasan y triunfan. Exprimen sus habilidades para cada ocasión. Practican sus habilidades y utilizan sus talentos a través de pasos de bebé, antes de estar listos para mostrárselos al mundo.
Así que, aprendamos a tomar esos pasos de bebé para alcanzar las metas. Sepamos que podemos apoyarnos en Dios para que nos muestre el camino.  Cuanto más duchos nos hagamos, nuestros pasos de bebé se convertirán en caminata, luego en trote, y finalmente en carrera.
Así es como nuestros pasos de bebé nos guían a través de la maratón de la vida.
Este pensamiento sitúa nuestro avance en la vida, en una perspectiva de intentos y logros pequeños. Cada vez que nos atrevemos a dar pasitos pequeños en pos de aquello que anhelamos obtener, estamos dando pasos de fe que habrán de resultar de momento, en pequeños reveses o triunfos, pero que nos irán mostrando qué hacer o qué no hacer. El problema siempre consistirá en dar ese primer paso… vencer la inercia de la parálisis. Pero siempre tendremos a Dios para guiarnos y para corregirnos cuando sea necesario. Así que, adelante, demos esos primeros pasos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario