Es muy difícil seguir siendo humilde cuando has atravesado a pie el Mar Rojo sin mojarte y has conquistado Jericó, la ciudad más grande de la Tierra Prometida; y además, el exceso de confianza puede ser mortal. Excitados por la victoria, los israelitas pensaron que no necesitaban consultar al Señor o escuchar lo que Él tenía que decirles acerca del siguiente paso.
Fanny Crosby, la gran compositora ciega, escribió: "¿Está el hombre desprovisto de paz, gozo y santo amor? Es porque no llevamos todo a Dios en oración". Es horroroso ver lo fácilmente que cambiamos de acción, de confiar en el Señor a depender de nosotros mismos; a confiar en un método que funcionó en el pasado o a hacer lo que todo el mundo hace. Pero saber de Dios por ti mismo es lo que te da la dirección apropiada; dejarle fuera del cuadro es lo que te trae problemas.
Si tienes la tendencia a ir demasiado deprisa o a actuar por tu propia fuerza y destreza, ora por una alerta en tu espíritu. Pide al Señor que te avise cuando actúas con tu propio ímpetu en vez de con el suyo. Esto te ahorrará muchos dolores de cabeza...
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