En nuestra especie humana, hay gente capaz de una generosidad que supera los límites de nuestra propia comprensión. Son seres... casi celestiales, capaces de darse al prójimo desinteresadamente. Son como los “super héroes” que vemos en reportajes de la televisión. Sin embargo, recientemente cambió un poco mi percepción sobre ellos.
A lo largo de nuestra vida, nos tocará afrontar distintos desafíos e ir superando distintas etapas. Todos lo sabemos desde el momento casi de nuestra concepción. Lo que no sabemos es que en esas etapas, también estaremos rodeados de personas que aportarán o la harán más difícil, depende de la asignación que tengan para nuestras vidas.
Es así, como nos encontraremos con personas con quienes pasaremos tiempo, invertiremos recursos cognitivos y emocionales en hacerles compañía y no recibiremos absolutamente nada a cambio. Es una relación en una sola dirección, sin ningún tipo de compensación. Para sobrevivir a estas relaciones, tendremos otras en donde entregaremos y recibiremos siempre algo a cambio; estas son relaciones basadas en el principio de la reciprocidad, y suponen una bocanada de aire fresco frente al ahogo que nos produce el otro tipo de repertorio de conducta, desarrollado ésta por quienes se relacionan con nosotros, en base solo a lo que pueden recibir de nuestra parte. Nadie puede sobrevivir en este mundo solo con el primer tipo, los seres humanos por condición casi genética, necesitamos de la RECIPROCIDAD. Funcionamos en esa lógica, si no, no operaríamos con tanta naturalidad con la lógica de causa-efecto como lo hacemos habitualmente.
Además de estos dos modelos relacionados, tenemos un tercero. Es el recibir sin dar. Es muy probable que este sea el menor porcentaje con que nos encontremos en nuestras vidas. Es muy probable que solo nuestros padres sean capaces de comprender este tipo de relaciones. Lo que sí es cierto, es que necesitamos de este "tipo de regalo". Necesitamos que alguien nos quiera aunque no hagamos nada por conseguir ese cariño. Necesitamos a alguien que nos acepte y valore incondicionalmente, para seguir adelante. NADIE podría vivir sin esto, nadie que se haga llamar humano, podría prescindir de este tipo de relaciones.
Además de estos dos modelos relacionados, tenemos un tercero. Es el recibir sin dar. Es muy probable que este sea el menor porcentaje con que nos encontremos en nuestras vidas. Es muy probable que solo nuestros padres sean capaces de comprender este tipo de relaciones. Lo que sí es cierto, es que necesitamos de este "tipo de regalo". Necesitamos que alguien nos quiera aunque no hagamos nada por conseguir ese cariño. Necesitamos a alguien que nos acepte y valore incondicionalmente, para seguir adelante. NADIE podría vivir sin esto, nadie que se haga llamar humano, podría prescindir de este tipo de relaciones.
Si tú te pusieras a evaluar ahora en tu vida, el porcentaje que tienes de relaciones en donde das sin recibir, das y recibes, y recibes sin dar, seguro que este último sería el porcentaje más bajo. Si el más alto es el primero y el segundo sólo ocupa un porcentaje pequeño, anímate para salir y respirar aire fresco para poder sostener aquellas relaciones en donde no recibes nada a cambio. No nos hagamos los super-héroes, no olvidemos nuestra naturaleza humana. El único que podría sobrevivir dando sin recibir es Dios, y nosotros todos, estamos muy lejos de ser como Él; y como Él ya lo sabe, te da, regala, bendice, cuida, protege, prospera, alienta, escucha, sustenta, defiende, sana, consuela, aconseja y todo lo que se te pueda ocurrir, muchas veces sin recibir NADA a cambio, porque Su satisfacción es que tú disfrutes de lo que Él te da. Esa es su satisfacción más grande.
Si quieres hacer sonreír a Dios, recibe lo que te quiere dar y cultiva relaciones saludables con los demás, entendiendo que, por condición natural, estamos preparados para recibir más que para dar.
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