lunes, 1 de septiembre de 2014

El milagro de la vida

el milagro de la vida

“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien”. (Salmos 139:14)
La vida es un milagro. En los altos y en los bajos, en los buenos y en los malos momentos, siempre es hermosa. Es vibrante, llena de emociones y colores que van desde grises y opacos hasta los más intensos y alegres. 
Vivir es sentir, y sentir implica que a veces te dolerá y otras disfrutarás de esas emociones. La vida puede tener la fragancia de un grato perfume, y otras veces parece que ese perfume no asienta con nosotros y hasta nos apesta. Es una escalera que a veces queremos subir y otras no, pero que sabemos que si queremos llegar a algún lugar, tenemos que subirla y afrontar los riegos que vengan.  
Más que respirarla, la vida hay que disfrutarla, beber de su néctar, embriagarnos de sonrisas, compartir con otros, ayudar al que lo necesite. No hay que vivirla enmascarados ni disfrazados, sino tratar de ser fieles a nosotros mismos y a nuestra esencia, presentarnos ante el mundo tal como somos.  
A veces tendremos que afrontar injusticias, pero sabiendo que lo que cada uno siembre, tarde o temprano, cosechará. La vida es amor y el amor aunque a veces duele, es lo más bonito que se puede experimentar y sentir interiormente. El amor transforma, te hace ser mejor, te lleva a romper límites y barreras, te anima y te renueva las células y fibras de tu ser. El que no ha amado no puede sentir el milagro de la vida, no le encontrará el sentido a muchas cosas que nacen en el corazón.  
La vida es atrevida, traviesa y coqueta, a veces juega con nosotros a ver si ganamos. En Dios habita la vida, y a través de Él, la vida es vista con un sentido y con una perspectiva totalmente diferente. Es Dios quien nos da las fuerzas para enfrentarnos a los procesos que tendremos que afrontar. Es quien nos motiva a ser lo suficientemente luchadores como para no dejarnos amedrentar, y quien nos hace ver que para nosotros no debe ser una opción rendirnos. Que como el soldado en la línea de batalla, hay que luchar con orgullo y dignidad. Y si hay heridas en tu corazón, Dios es el médico que te sanará, para que puedas vivir plenamente en la libertad que Él solo puede dar. 
La vida hay que vivirla con fe, y ésta llama a las cosas que no son como si fuesen y espera siempre los mejores resultados. Así que si estás viviendo días grises, si atraviesas el valle de lágrimas, eso también pasará, pero mientras pasa, no dejes de soñar, de creer ni de levantarte. Implica valor levantarse, pero es mejor que quedarse tirado en el suelo gritando por auxilio. Pero si sientes que ya no tienes fuerzas para más, clama a Dios y Él te ayudará, te extenderá la mano para ayudarte a levantar y te hará vivir el milagro no solo de vivir la vida, sino también de sentirla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario