lunes, 1 de septiembre de 2014

Vidas Superficiales - Crecimiento personal-espiritual

“Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese hoy, para que ninguno sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios.” Hebreos 3.13
Vivir en otro país nos ha alejado físicamente, a mí y a mi esposa de las vidas de toda nuestra familia y de la mayoría de nuestros amigos. Además de esta distancia geográfica, está la difícil tarea de tratar de mantenernos involucrados en sus vidas.
Nuestro contacto es limitado y el tiempo que logramos hablar lo invertimos sobre todo, en conversaciones sobre lo que hemos estado haciendo y lo que haremos en los días venideros. Lo triste para mucha gente, es que eso es lo único de lo que hablan con su familia y amigos, aunque viven en la misma ciudad y a veces hasta en la misma casa, habiendo temas mucho más importantes y cruciales de los que podrían hablar.
Debemos considerar que tenemos una oportunidad muy limitada, en la cual todos podemos estar involucrados directamente en la vida de los demás. Sin ninguna duda, hay tiempo para conversaciones simples y para ponernos al día, pero también hay una gran necesidad de conversaciones de un nivel más profundo; conversaciones que tienen el propósito de animarse, ayudarse y advertirse los unos a los otros. Y cuando perdemos estas interacciones valiosas, no aprovechamos la ventaja del valioso recurso que tenemos en aquellos cercanos a nosotros.
El versículo mencionado es muy claro en que tenemos la tendencia natural de ser engañados por el pecado y terminar dando nuestra espalda a Dios. En vista de que esta es una posibilidad muy factible, el escritor de Hebreos nos anima a que diariamente, en el transcurso del día y cada día, accionemos los unos con los otros de manera que nos mantengamos cerca de Dios y con sano juicio.
¿Con cuánta gente tienes conversaciones significativas durante el día?, ¿conversaciones reales sobre lo que está sucediendo en tu vida? 
¿A cuánta gente ayudas intencionalmente al animarles o advertirles? ¿A cuánta de esa gente le permites que hagan lo mismo contigo, manteniéndote cerca de Dios? La realidad es que si no mantenemos estas relaciones e interacciones diarias, será probable que seamos engañados por el pecado y como resultado, le demos la espalda a Dios.
Sé intencionado en con quién hablas y sobre lo que hablas. Si te estás aislando de los demás y manteniendo conversaciones superficiales, estás en peligro y también estás poniendo a los demás en peligro. El vivir vidas superficiales te hace vulnerable. ¡Vive de forma verdaderamente relevante!

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