El presente que estás viviendo es resultado de las decisiones que tomaste en el pasado, y tu futuro será producto de las decisiones que tomes en tu presente. Una decisión nos causa experimentar beneficios de parte de Dios o tragos amargos de los cuales nos arrepentiremos.
Todos los días nos enfrentamos a tomar decisiones ante situaciones que se nos presentan pero, ¿en qué te basas cuando tomas una decisión? ¿En tu experiencia, en arriesgarte o en la palabra de Dios? En muchas ocasiones hacemos lo que pensamos y no pensamos lo que vamos a hacer, es decir, no meditamos en cuales serán los beneficios o consecuencias que traerá aquella decisión que vamos a tomar.
No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal… Proverbios 3:7
Muy pocas veces tomamos decisiones basadas en la convicción de la palabra de Dios, mayoritariamente lo hacemos basados en nuestra experiencia y otras veces arriesgándonos.
Cuántas veces en nuestro pasado, tomamos decisiones que sabíamos que iban a traer consecuencias a lamentar, pero aun así lo hicimos. Pero lo difícil no es ya haberlo hecho, sino en el presente, seguir haciendo lo mismo.
Es tiempo de que empieces a utilizar la sabiduría de Dios y no la tuya. Es tiempo de que empieces a tomar decisiones basado en tus convicciones y no en tus emociones o estados de ánimo, lo que traería como consecuencia heridas y dolor.
No tomes decisiones en base a tus emociones, tómalas en base a la convicción de la palabra de Dios que nunca cambia.
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