sábado, 9 de agosto de 2014

Las Personas son Regalos- Reflexiones

Las personas son regalos que la vida me ha dado. Ya vienen envueltas, algunas de forma muy bella y otras de una manera menos atractiva.
Algunos han sido maltratados en el correo; otros llegan como “Entrega Especial”; unos llegan envueltos, otros cerrados con gran rigidez. Pero la envoltura no es el regalo y lo importante es darse cuenta de esto. Es muy fácil equivocarse en este sentido, juzgando el contenido por el estuche.
A veces el regalo se abre con facilidad; otras veces se necesita la ayuda de otras personas. Tal vez es porque se tiene miedo, quizá han sido heridas antes y no quieren ser lastimadas de nuevo. O pudo ser que alguna vez abrieron regalos y luego los descartaron. Quizá ahora, se sienten más bien como “cosas” que como seres humanos.
Pero yo soy una persona. Como todas las demás personas también soy un regalo. Poseo una bondad que es sólo mía. Y sin embargo, algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi envoltura. Tal vez temo decepcionarme, quizá no confío en lo que llevo dentro. Pudiera ser que en realidad nunca haya aceptado el regalo que soy.

Cada encuentro y comunicación entre personas es un intercambio de regalos. Mi regalo soy yo, tú eres tu regalo. Somos obsequios de Dios unos para otros.
Es difícil pensar en ocasiones, que aquel que me ha lastimado es también un regalo de Dios, pero si de la ofensa solo vemos su envoltura maltratada y nos quedamos con ella, seguramente encontraremos un hermoso regalo, pues de cada suceso Dios nos tiene una enseñanza para crecer en su amor, para crecer en nuestra fe.
Nosotros mismos podemos tener una envoltura muy maltratada por el tiempo y/o las circunstancias, pero lo que llevamos dentro siempre será hermoso, pues quien lo puso ahí es nuestro Creador, solo tendríamos que mirar hacia adentro y estar listos para el obsequio. 
Descubre en tu interior todos los dones con los que el Señor te conformó y sé el digno regalo para los que te necesitamos.
Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, orando siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros, por vuestra participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora, estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:3-6
Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor por todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones. Efesios 1:15,16.

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