lunes, 11 de agosto de 2014

El Ministerio es Un Tesoro

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. 2 Corintios 4:7
Después de conocer a Cristo, uno de los deseos que surge con mucha fuerza en nuestro corazón es el de servir a Dios, y apasionadamente empezamos a hacer cosas para Él. Aquí es muy importante tener en cuenta fundamentos cómo los que nos enseña este texto: 2 Corintios 4:7.
Aquí, en este verso, podemos considerar por lo menos, tres frases significativas:
1. “este tesoro”: con estas palabras y en este contexto, el apóstol Pablo se refiere al ministerio, resaltando lo valioso y precioso que es; por tanto, debe ser conservado con sumo cuidado, recordando que es una riqueza del cielo puesta en la tierra.
2. “vasijas de barro”: expresión con la que el apóstol se refiere a las personas que llevan el ministerio, destacando de ellos su humanidad (debilidades, errores, fragilidad, etc), y su necesidad de depender de Aquél que los llamó, pues una vasija de barro no es lo suficientemente fuerte en sí misma.
3. “la excelencia del poder sea de Dios y no de los hombres”: en esta frase, Pablo destaca cuán sobrenatural son los dones de Dios. El término excelencia en esta ocasión, significa “grandeza extraordinaria”, que Dios deposita en sus hijos conforme a Su voluntad. Sin embargo, por el Espíritu, también Pablo nos enseña que esa excelencia es de Dios, para la gloria de Dios y no para los hombres. Por eso los siervos de Dios debemos tener en cuenta que somos vasijas de barro, y que el alfarero y dueño es el Señor.
Es por la gracia de Dios que hoy tenemos salvación, y que tenemos el privilegio de participar de Su obra. La excelencia de Su poder se manifiesta con mayor resplandor en aquellos que con corazón manso y humilde, procuran que su Nombre sea glorificado, pues entienden que finalmente el poder es de Dios.
Dios nos ha alcanzado con Su gracia, dándonos salvación e impartiendo dones en nuestra vida para servir en Su reino. Perseveremos con gozo en nuestro servicio al Señor Jesús, sabiendo que es por su poder como podemos hacerlo. 
Aunque tu entorno sea difícil y adverso, recuerda que es temporal, y que Jesús venció y ahora vive en ti. 

 

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