Quizás, hermano, tengas sed de paz, de perdón, de reposo, de redención. Tal vez has buscado saciar esa sed, pero no lo has logrado; ni el trabajo, ni las distracciones, ni el bienestar material han podido apagarla. Pero a tu alcance está el río de la gracia y el amor de Dios, que corre ancho, profundo e inagotable en medio de las amargas aguas de este mundo.
Solo tienes que aprovechar lo que está a su disposición. Lamentablemente, muchas veces no somos lo suficientemente decididos para dar el paso de recoger esa agua dulce, no lo somos para disfrutar de las maravillosas sorpresas que Dios tiene para nosotros… No permitas hoy que ese amor celestial quede allí sin uso, no dejes que sea muy tarde y ya no puedas disfrutar de tantas bendiciones guardadas esperando para ti…
Escucha la voz de Jesús: (Juan 4:13-14).
"Cualquiera que bebiera de esta agua (la de este mundo), volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna"
Mateo 11:28
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
Escucha la voz de Jesús: (Juan 4:13-14).
"Cualquiera que bebiera de esta agua (la de este mundo), volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna"
Mateo 11:28
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
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