lunes, 18 de agosto de 2014

El Maestro Sigue Aprendiendo - Crecimiento Personal-Espiritual

Llegó una carta al hogar del anciano profesor, jubilado tras enseñar y graduar a muchas generaciones de letrados. La carta venía de James, una medianía de estudiante que había luchado mucho para aprobar las clases del profesor, pero finalmente lo logró.
Muchos años después de graduarse, James había asumido un importante rol de liderazgo en su compañía, pero a veces se sentía incómodo.
James le escribió una breve pero desesperada pregunta a su profesor, a quien consideraba la persona más sabia que nunca hubiese conocido aunque, interiormente, sabía también, que él pudo haber hecho un mejor trabajo caso de haber aprendido bien las lecciones de su antiguo profesor.
“Maestro, no estoy seguro de si todavía continúa en mi antigua clase de alumnado, pero desearía preguntarle si podría regresar para intentar volver a aprender las cosas que me perdí en la escuela, para que pueda redimir su sabio consejo y enseñanza”.
Las arrugadas manos del anciano profesor sostuvieron la carta en el aire y se quitó las gafas para contemplar el cielo por un momento, suspirar y tomar el viejo bolígrafo rojo que siempre había usado para calificar las pruebas de James. El bolígrafo rojo nunca había sido usado para degradar las pruebas de James sino para proveer notas de comentarios y preguntas de reflexión a los márgenes.
La breve nota del anciano profesor decía:
Querido James,
Sería un placer tenerte de vuelta para que yo pueda continuar aprendiendo de ti.
Nuestra perspectiva de la vida está muchas veces influenciada por la opinión que los demás tengan de las cosas. Cierto es que tendemos a aceptar lo que los demás piensan, en especial si se trata de la opinión mayoritaria. Pero la verdad es que a veces las cosas pueden ser muy distintas. Aunque es cierto que siempre vemos al estudiante como aprendiendo del maestro, quienes hemos desarrollado el rol del segundón sabemos que, muchas veces es el maestro quien más aprende… aunque no sea evidente a primera vista. Eso dependerá, por supuesto, de que tengamos espíritu de enseñanza y de que también estemos dispuestos a aprender de los demás. Quienes así lo hagan, nunca dejarán de aprender y se convertirán en personas cada vez más sabias.
¿Seremos una de esas? 

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