viernes, 25 de julio de 2014

Sin Rencor - Crecimiento personal-espiritual

Perdonar es tan importante que es el mejor regalo que puedes dar, si tú quieres vivir una vida extraordinaria. Hay muchas personas atrapadas en sus culpas, pesares y en sus rencores, queriendo poder perdonar pero “no pueden”, están luchando consigo mismos, porque tienen ideas equivocadas acerca del perdón.
Es cierto que la vida no es justa, que hay gente que te lastima, que te ha hecho daño y que no merece tú perdón. Pero, ¿será eso lo que Dios quiere para tu vida? ¿Quiere que vivas amargado?
Desde luego que el rencor no es un sentimiento agradable. Cada vez que piensas en la persona o en la circunstancia que lo provocó, vuelves a experimentar sensaciones desagradables como: ira, impotencia, frustración, dolor, ansiedad… pero todo eso no deja de ser basura tóxica que te causa estragos físicos en tu salud y emocionales en tu mente.
Pero si Dios no quiere que viva amargado, ¿Qué hago con estas heridas? ¿Cómo me arranco este rencor? ¿Cómo perdono?
Es importante entender lo que es el perdón, y lo que no es.
1. No es un asunto de emociones. No tenemos que esperar sentir simpatía alguna por el ofensor para poder perdonarle.
2. No es excusar. No significa aprobar lo que hizo esa persona. No necesitamos estar de acuerdo con el ofensor ni tenemos que buscar excusas por su comportamiento.
3. No significa confiar nuevamente en el ofensor. Esto es particularmente importante cuando el ofensor no se arrepiente (cosa muy frecuente). El perdón, en este caso, no significa que la relación personal sea restaurada. La relación es restaurada solamente cuando el ofensor se arrepiente sinceramente, pide perdón y hace restitución. Mientras no sucede esto, no hay razón para confiar en él, ni mucho menos tener una relación amistosa con él.
4. No es olvidar. Algunos piensan que no han perdonado realmente, porque siguen sintiéndose heridos y no pueden olvidar la ofensa. Pero el “olvidar” de Dios significa que Él ya no nos recordará estos pecados, “En contra de nosotros” (Salmo 79:8), o sea, ya no nos utilizará para acusarnos.
5. Perdonar es una decisión. Es un asunto “legal”. Perdonar significa “olvidar” o “condonar una deuda”.
6. Perdonar es un proceso. Nunca es bueno presionar a alguien: “Nada más que perdona” – esto lleva solamente a un perdón muy superficial.
En algunos casos tendremos que perdonar muchas veces; cada vez que la herida surge nuevamente en nuestros recuerdos. Jesús nos enseñó a perdonar “setenta veces siete” (Mateo 18:22).
Perdonar es personal, es algo que haces por ti mismo por la persona que te hirió. Cuando perdonas te liberas a ti mismo para poder volar, para vivir plenamente y con salud de mente, cuerpo y espíritu.
“Abandonen toda amargura,… y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” Efesios 4:31,32
El mejor regalo que tú recibiste si eres cristiano, fue el perdón de Dios; y si Dios te ha perdonado, Dios espera que tú hagas lo mismo. Tú nunca tendrás que perdonar a otra persona más de lo que Dios ya te ha perdonado. Y si aún no eres cristiano, tú también puedes recibir el regalo del perdón por medio de Jesucristo, para que así mismo, lo puedas otorgar. Recuerda: “Nadie puede dar aquello que no tiene y nadie va a recibir aquello que no quiere”. Tú no debes permitir que las personas te hieran. Las personas no te pueden dañar si tú no les das permiso. Di adiós a tus rencores y comienza a vivir la vida extraordinaria.

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