viernes, 25 de julio de 2014

Momentos Felices - Reflexiones

Una vez, una familia planeó durante meses unas vacaciones a la costa oeste. En el último momento, el padre no pudo ir por responsabilidades de trabajo. La madre insistió en que ella era capaz de conducir, así que ella y los niños se adelantaron con el viaje. El padre ayudó a planear la ruta y arregló dónde debían parar cada noche.
El caso fue que el padre logró terminar con su trabajo en dos semanas. Decidió entonces, dar una sorpresa a su familia y voló hacia la costa oeste sin llamarlos. Luego tomó un taxi y le pidió al conductor que lo dejara en un determinado lugar de la carretera, por el cual, según sus cálculos, su familia debería pasar ese día. Cuando vio el coche de su familia, levantó su pulgar como alguien que pide autoestop. La madre y los niños pasaron de largo, en una reacción tardía.
Pero uno de los niños exclamó: ¡Mamá, ese era papá! El coche frenó bruscamente y la familia disfrutó de una agradable reunión.
Luego, cuando un amigo le preguntó al hombre el por qué de esa loca idea, él respondió:
Cuando me muera, quiero que mis hijos sean capaces de decir: Papá sí que era divertido, ¿verdad?
La risa y los momentos felices son como una suave lluvia en la personalidad de sus hijos… No solo causan un buen florecimiento en sus hijos, sino que también permiten que penetre en ellos, el fertilizante de la disciplina y la rectitud.
Algunos padres crían a sus hijos con truenos y relámpagos, pero truenos y relámpagos jamás han logrado que nada creciera.

Vestíos, pues como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia… y sobre todas estas cosas vestíos de AMOR, que es el vínculo perfecto. 
Colosenses 3:12, 14

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