sábado, 19 de julio de 2014

Paciencia en la familia

Existen muchos espíritus en el mundo. Sobre esto escribió el apóstol Juan; así como también escribió que no debemos creer a todos los espíritus, sino probar si son de Dios.
Nosotros sabemos que hay un Espíritu Santo y que ese Espíritu vive en nosotros y es mayor que cualquier espíritu que está en el mundo.
-Pero lo que a mí me gustaría entender es que, ya que el Espíritu es Santo y es mayor que cualquier otro espíritu que vive en los hermanos, entonces ¿por qué hay tanta falta de paciencia entre ellos? Uno de los frutos del Espíritu es la paciencia. ¿Qué pasa con este fruto?
-¡Ummm! ¿Sabe usted un secreto del Espíritu Santo? El fruto del Espíritu no puede crecer mucho si no tiene alimentación, y su alimento es la palabra de Dios. Más aún, es obedecer la palabra de Dios. Y hay mandamientos en la palabra de Dios que facultan la paciencia. Quizás no hemos puesto aún suficiente énfasis en estas enseñanzas.
-El caso es que yo observo las mismas actitudes en la familia natural como las que veo en la familia de Dios. Una es que, los hermanos que han superado un defecto casi no pueden soportar el mismo defecto en otra persona. Por ejemplo, en la familia puede ser un hermano mayor que no tiene paciencia con su hermano menor. Pasa muchas veces. ¡También, la crítica de una niña de 8 años a su hermanito de 4, que hace las mismas acciones inmaduras que ella acostumbraba hacer a la misma edad! No las puede soportar y ella se queja constantemente de él y lo critica.
¿No pasa igual entre hermanos en la iglesia? Y aparte de la inmadurez, hay también diferencias de opinión, diferencias de temperamento, diferencias de cultura... Estas últimas diferencias hasta pueden ser chistosas, sin ninguna importancia, en fin...
-Ya, pero tenemos la fuente de Dios para producir la paciencia, que es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo nos guía según lo que le damos de alimento. Como dijo el apóstol Pedro ”Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” (Hechos 5.32).
-"¡Ahhh! ¡Ya sé! La obediencia tiene que ver con la fuerza del Espíritu Santo en nuestra vida. Lo recibimos al obedecer el mensaje de Cristo de arrepentirnos y bautizarnos. Pero puede ser que después de bautizarnos, no obedezcamos los mandamientos que podrían hacernos crecer espiritualmente, al extremo de tener necesidad de más paciencia".
Uno de estos mandamientos se encuentra en Romanos 14:4 donde Pablo está enseñando a los gentiles y judíos cómo actuar con las diferencias de cultura y opinión. “¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.”
Como en la familia natural, en que los hijos mayores deben tener confianza en que sus padres van a enseñar a sus hermanos menores, con la misma paciencia que les enseñaban a ellos, nosotros en la iglesia, debemos tener confianza que nuestro Padre espiritual puede guiar a nuestros hermanos menores.
Pero el problema no es solamente el hecho de criticar a los hermanos menores. También nos quejamos, y criticamos, los fallos de los hermanos que han tenido muchos años en la iglesia. Ellos deben saber más, deben haberse perfeccionado en sus acciones. Las quejas son más fuertes, cuando nosotros nos sentimos personalmente lastimados por las acciones de un hermano o una hermana, que ha formado parte de la iglesia mucho tiempo.
La verdad es que no podemos conocer el corazón de otro. Hay varios pasajes en la Biblia que enseñan que solamente Dios conoce los corazones. Lo que puede ser fácil para ti puede ser más difícil para otro hermano.
Podemos ver las acciones, pero no sabemos los motivos que producen estas acciones. A veces la misma persona no puede discernir lo que está dentro de él. Sólo Dios lo sabe.
Fue el apóstol Juan quien enseñaba continuamente del amor entre hermanos. Recordemos que escribió “Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 4.20).
Y hay una cosa más que escribió Juan sobre el hecho de juzgar a otros hermanos. Juan escribió: “Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida…” (1 Juan 5.16). ¿Es verdad? ¿Acaso Juan quiere decir que yo puedo pedir perdón a Dios por otra persona? ¿Es también palabra de Dios, que el obedecer al Espíritu Santo, puede hacer que la paciencia crezca en mí?
Es un pensamiento nuevo, una forma mejor de ver las cosas. Pues si bien es cierto que es mejor hacer una oración a Dios pidiendo que perdone a mi hermano o hermana, que una acción de criticarlo, ¿no quiero yo que mi hermano/a también pida perdón por mis debilidades?

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