domingo, 20 de julio de 2014

Endeudado

“Estoy en deuda con todos, sean cultos o incultos (los Griegos y los Bárbaros), instruidos o ignorantes”. Romanos 1.14
Sin ninguna duda, en la mente de Pablo estaba que le debía algo a cada persona en este planeta. Y esta es una obligación muy grande que él estaba dispuesto a aceptar. Pablo pudo sentirse así por varias razones.
Puede que se sintiera de esta forma, porque en un momento de su vida vivió persiguiendo a los cristianos, o tal vez se sentía así, porque guió a mucha gente a descarriarse a causa de su equivocado juicio. Obviamente, tuvo una opinión fortuita al ser apasionado en su búsqueda de destruir la iglesia, tanto es así que, tendría sentido que él estuviese influenciando a que mucha gente se sintiera de la misma forma.
O tal vez sentía una deuda con el mundo por lo que había recibido de parte de Dios, en forma de Gracia, misericordia, salvación, perdón, relación y propósito. ¿Quién sabe el pábulo u origen absoluto de su profundo sentimiento de deuda? Pero sabemos que lo sintió y que estuvo buscando la forma de pagar esa responsabilidad.

Esta es una perspectiva muy diferente a la de la mayoría de las personas, o por lo menos de muchas personas. Nos miramos en el espejo y nos vemos a nosotros mismos tal como somos, y durante el resto el día esa es la única persona que vemos. Sentimos que es el mundo quien nos debe a nosotros. A menudo sentimos que merecemos recibir de los que nos rodean. Decimos, “Vivo para mí, porque nadie velará por mí”.
Hay muchos países que han salido de tiempos difíciles de hambre en períodos de consumismo. Tiempos en los que la comida era traída a las plazas de cada pueblo en camiones, y si la gente no lograba llegar al frente de la multitud, simplemente no comerían. Y luego, después de que el consumismo se eliminó, la gente de esos países aún pelea por llegar al primer lugar de la fila, porque quién sabe cuándo se acabarán las provisiones. La pretensión es coger todo lo que se pueda, cuando se pueda y de quien se pueda.

Ahora bien, hay otros países en el mundo en diferente posición, lugares que durante generaciones han tenido provisiones abundantes, que ahora están viviendo tiempos difíciles. ¡Vaya!, posiblemente, y pensando de esta forma, estamos comenzando a dirigirnos hacia el camino del “yo primero”. Y una vez que empezamos a ir por este camino, será difícil regresar del mismo.
Pero Pablo dice, “Estoy aquí para todos los demás”.

Oremos para que podamos aprender a poner a los demás primero. Que nos sintamos endeudados con dar, obligados a dar, que sintamos el deber de no ser egoístas y que podamos ver que tenemos una deuda por pagar.
Al menos, que nos sintamos de esta forma por todo lo que se nos ha dado. Se nos ha dado mucho de la mano de Dios y por el amor de Cristo. No tratemos de coger más para tener más.

Mientras más obtenga, más tendrá que dar. Mientras más reciba, más grande se convierte su deuda, su deber y su obligación con los que le rodean.
Estamos verdaderamente endeudados con Dios y la humanidad.



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