domingo, 1 de junio de 2014

¿Qué es el pecado original?

El término “pecado original” se refiere al pecado de Adán al comer del “árbol del conocimiento del bien y del mal” y a sus efectos sobre el resto de la raza humana a partir de entonces; particularmente, sus efectos en nuestra naturaleza y nuestra situación ante Dios, incluso antes de que tengamos edad suficiente para cometer pecados conscientemente. Hay tres corrientes principales que tratan sobre este efecto, y son las siguientes:

Pelagianismo: El pecado de Adán no tiene otro efecto sobre las almas de sus descendientes, que no sea el que su ejemplo pecaminoso influye en aquellos que lo siguen para pecar también. De acuerdo a esta opinión, el hombre tiene la habilidad de dejar de pecar, si simplemente elige hacerlo. 

Esta enseñanza es contraria a la cantidad de pasajes que indican que, el hombre es inevitablemente esclavizado por sus pecados, incluido el pecado original, (aparte de la intervención de Dios) y que sus buenas obras, aunque las tenga, no dejan de ser “muertas” o sin valor para merecer el favor de Dios (Efesios 2:1-2Mateo 15:18-19Romanos 7:23Hebreos 6:1;9:14).

Arminianismo: Los arminianos creen que el pecado de Adán, tuvo como consecuencia, que el resto de la humanidad heredara la propensión a pecar, comúnmente referida como la “naturaleza del pecado.” Esta naturaleza pecaminosa ocasiona que pequemos, del mismo modo que al gato su naturaleza le provoca “maullar”, y sucede naturalmente. De acuerdo a esta perspectiva, el hombre no puede dejar de pecar por él mismo, y es por lo que Dios concede una gracia universal a todos, que les permite dejar de hacerlo. Esta gracia es llamada gracia proveniente. Y de acuerdo a esta doctrina, no somos responsables por el pecado de Adán, sólo por los propios. 

Esta enseñanza es contraria al tiempo del verbo elegido en “por cuanto todos pecaron” de Romanos 5:12. De igual manera, ignora el hecho de que todos llevan el castigo por el pecado (la muerte), aunque no hayan pecado de manera similar a Adán (1 Corintios 15:22Romanos 5:14-15,18). Tampoco se encuentra en la Escritura la enseñanza de la gracia proveniente.

Calvinismo: El pecado de Adán ocasionó no sólo que poseamos una naturaleza de pecado, sino que además, y esto es lo más importante, nos ha causado que seamos culpables ante Dios, por lo que somos merecedores de castigo. Habiendo sido concebidos con el pecado original sobre nosotros (Salmo 51:5), causó que nuestra herencia incluya una naturaleza de pecado, tan perversa, que Jeremías 17:9 hace esta descripción del corazón humano: “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Y no sólo Adán fue hallado culpable porque pecó, sino que su culpa y su castigo (muerte) también nos alcanza a todos nosotros (Romanos 5:12,19)

Hay dos opiniones del por qué la culpa de Adán debe ser vista por Dios, como perteneciente también a nosotros. La primera opinión dice que la raza humana estaba dentro de Adán en forma de semilla, y al haber pecado Adán, todos pecamos con él. Esto es similar a la enseñanza bíblica de que Leví (un descendiente de Abraham), pagó diezmos a Melquisedec y a Abraham (Génesis 14:20Hebreos 7:4-9), aunque Leví aún no había nacido sino hasta cientos de años después. La otra opinión principal, es que Adán actuó y sirvió como nuestro representante y como tal, cuando él pecó, todos nosotros fuimos encontrados igualmente culpables.

La opinión calvinista ve al hombre incapaz de vencer su pecado, aparte del poder del Espíritu Santo, un poder que sólo es poseído, cuando uno se arrepiente de sus pecados y pone su fe en Cristo y Su sacrificio expiatorio por los pecados en la cruz. Un problema con esta opinión, está en explicar cómo son salvados los infantes y aquellos incapaces de pecar conscientemente (2 Samuel 12:23Mateo 18:3;19:14), puesto que, ellos siguen siendo responsables por el pecado de Adán.

Millard Erickson, autor de “Teología Cristiana” (Christian Theology), intenta resolver esta dificultad, aunque no acaba la hipotética disculpa, de la siguiente manera: “Hay una posición (opinión) que preserva nuestra aceptación de la obra de Cristo, como consecuencia de la acción de Adán (Romanos 5:12-21), y al mismo tiempo, señala de forma más clara nuestra responsabilidad por el pecado original. Nos volvemos responsables y culpables, cuando aceptamos y aprobamos nuestra naturaleza corrupta. Hay un momento en la vida de cada uno de nosotros, en el que nos volvemos conscientes de nuestra tendencia al pecado. En ese momento, podemos llegar a aborrecer la naturaleza pecaminosa que ha estado allí todo el tiempo… y arrepentirnos de ello. Al menos habrá un rechazo a nuestra disfrazada pecaminosidad. Pero si consentimos esa naturaleza de pecado, realmente estamos diciendo que es buena. Al situar nuestra implícita aprobación a lo corrupto, también estamos aprobando o incurriendo en la acción de hace mucho tiempo en el Jardín del Edén. Nos hacemos culpables de ese pecado, sin haber cometido el pecado por nosotros mismos.”

La opinión calvinista del pecado original, es más consistente con la enseñanza bíblica, y el “pecado original” puede ser definido como “el pecado y la culpa que todos poseemos a los ojos de Dios, como resultado directo del pecado de Adán en el Jardín del Edén.”


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