Sin embargo, puesto que Dios es espíritu, "el cielo" no puede significar un lugar habitado por él y alejado de nosotros. Los dioses griegos fueron pensados como pasando la mayor parte de su tiempo lejos de la tierra, pero el Dios de la Biblia no es así. Él siempre está cerca de nosotros cuando Le invocamos (Santiago 4:8), y nos animamos a "acercarnos" a Él (Hebreos 10:1,22). Por supuesto, el "cielo", donde habitan los santos y los ángeles, tiene que ser considerado como una especie de localidad, porque los santos y los ángeles, como criaturas de Dios, existen en el espacio y tiempo. Pero cuando se dice que el Creador está "en el cielo," la idea es que Él existe en un plano diferente de nosotros, en vez de un sitio diferente.
Que el Dios del cielo está siempre cerca de Sus hijos en la tierra es algo que se expresa a lo largo de la Biblia. El Nuevo Testamento menciona el cielo con considerable frecuencia. Sin embargo, incluso con esta frecuencia, la Biblia carece de una descripción detallada de su ubicación. Tal vez Dios ha cubierto intencionadamente su ubicación, porque es más importante que nos centremos en el Dios del cielo, que en la descripción o localización del mismo. Es más importante saber el "por qué" que el "dónde". El Nuevo Testamento se centra más en el propósito del cielo que en decirnos lo que es o dónde está. Sabemos que el infierno es para separación y castigo (Mateo 8:12;22:13). El cielo, por el contrario, es para compañerismo y gozo eterno y, lo que es más importante, para adoración alrededor del trono de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario