¿Cómo seguir, si ya no creo?
Como hijo/a de Dios, seguramente has sentido en más de una ocasión que te era imposible continuar. Quizá esos pensamientos surgieran en tu mente por los problemas que estabas viviendo en ese momento y te llevaban a creer que ya no había motivos por los que continuar. En Mateo 14:22 vemos que Pedro, estando en medio de la tempestad, se animó a caminar sobre las aguas y a pesar de que dudó, Jesús no dejó que se hundiera. Jesús no sólo extendió su mano para ayudarle cuando se hundía, sino que también le extendió su brazo entero. Jesús, a pesar de que sientas que esa situación que estás pasando te está hundiendo, quiere que sepas que, también te extiende su ayuda divina para que no te hundas en el mar de la depresión, de la miseria, de la enfermedad, de la tristeza… Dios extiende su brazo para llevarte a lugares altos, porque has sido creado/a para estar sobre ellos. El deseo profundo de tu Padre Celestial es llevarte de gloria en gloria, de poder en poder y de victoria en victoria.
Cuando Dios te dice que algo es de una determinada manera, es porque ese algo es lo más positivo y beneficioso para tu vida. El problema surge cuando Dios nos dice que algo es de tal manera y decimos: “¡NO!” No te niegues a escuchar lo que Dios te quiera decir, porque siempre que Dios suelta una palabra a tu vida, es para que te apropies de ella y muestre su poder a través de ti. Quizás a lo largo de tu vida, te hayas propuesto metas, objetivos y por determinadas circunstancias, no las has podido llevar a cabo. Pues no permitas que eso marque tu vida. Cambia tu manera de pensar, comenzando por creer que eres lo que Dios dice que eres y pon toda tu fe en Él, y así, El hará. Sólo tu Padre Celestial te conoce mejor que tú mismo/a. En cambio, nosotros solemos ir conociéndonos a través de las distintas situaciones que pasamos en la vida. Pero si te tomas de la mano de Dios, aunque te hundas, Él extenderá su mano para ayudarte. Si estás pasando por dificultades o problemas no tomes decisiones, es de sabios guardar silencios y esperar tiempos más adecuados. Cuando estamos mal, nuestras decisiones lo mas probable es que sean malas. Es necesario que comprendas que lo que crees que eres, no es lo que eres. Y esto es porque no eres lo que sientes sino lo que Dios dice que eres. Dios dice que eres su especial tesoro, linaje escogido y lo más importante, eres su hijo/a y tienes una herencia de victoria, sanidad, felicidad, amor y mucho más.
Es tiempo de que aceptes que estás bendecido/a por Dios, que ello ya no es un sueño lejano sino parte de la realidad que Dios tiene para ti. No olvides que no importa cuán difícil sea lo que estés pasando hoy, pues la gloria que ha de venir a tu vida no tiene comparación. La Biblia dice que Dios te ha dado tal autoridad que ni “las puertas del Hades prevalecerán” ante tu vida. Es tiempo de que rompas esas puertas y tomes todo aquello que en algún momento se te robó, toma a tu familia, tus bienes, tu felicidad, tu prosperidad. Nadie podrá hacerte frente, porque el guerrero más poderoso de todos está contigo, Dios. Y si Dios está a tu lado, quien en contra de ti? A pesar de que puedas estar pasando por un mal momento, va a llegar el tiempo en que todo te saldrá bien. Y cuando llegue ese momento di: “La gloria es de Dios”, demuestra lo que Él ha hecho. Porque la verdadera humildad no está en aparentar ser religioso/a, sino que radica en dejarse enseñar. Si estás dispuesto/a a ser enseñado/a, no necesitas de la falsa humildad, sé verdadero/a y así, Dios te exaltará por ser humilde. En la palabra vemos que Jesús sólo le dice “Ven”, a Pedro; tienes que animarte a ir a Dios para bien, avanzar para ir por más. Debes dejar de esperar a que te convenzan otros. Dios te llama a andar por lo que decidas y no por lo que te induzcan a sentir, porque un día te puedes sentir bien y capaz de lograr lo que anhelas y al otro día, puedes sentirte sin motivación. Tienes que tomar la iniciativa de salir del estado en el que dices que “ya no puedes mas” o “para qué seguir si nada me sale bien”. Ella está en ti y es creer en Dios.
Hay dos tipos de fe y dependerá de ti decidir de cuál te harás amigo:
Fe negativa: no es tal fe. Hace que te guíes por lo que sientes, por lo que tus sentimientos demandan.
Fe positiva: es aquella fe que, aunque lo que quieres no lo puedes ver, hace que decidas creer. Si en el camino has tropezado, o ese tropiezo ha sido tan grande que caíste, tienes que saber que eso es parte de las tormentas. Pero sigue caminando, porque el trayecto por esa tormenta tiene fin y hay un tiempo de bonanza esperando por ti.
Quizás le has cerrado la puerta a Dios miles de veces. A pesar de ello, Dios ha seguido apostando por tu vida y lo hará las veces que sea necesario. Porque te ama como nadie lo ha hecho y porque tiene sana tu autoestima, y eso hace que te prometa que nunca te va a dejar.
No te concentres en los fracasos; si Pedro se hubiese concentrado en su fracaso, no hubiese a llegado a ver la mano de Jesús. No temas de las malas experiencias, aprende a capitalizarlas para aprender de ellas. ¡Vamos, no desistas!, Dios te ha dado la capacidad y las herramientas necesarias para salir de cualquier circunstancia o problema. No te desanimes, que la tormenta por la que estás pasando, tiene pronto su tiempo de bonanza, y cree que Dios tiene grandes e incomparables bendiciones para tu vida, para cuando llegue ese tiempo.
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