martes, 20 de mayo de 2014

"El verdadero Gozo"

"Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea completo". 1 Juan 1:4

Juan llama la atención sobre este aspecto fundamental: la cuestión del gozo cristiano. Este es el primer propósito expreso de la carta ¿Cuál es el lugar del gozo en la vida cristiana? Muchas veces, esto ha sido relegado a un simple rito emocional, a una especie de inducción psicológica durante el tiempo de la llamada “adoración”. No es ese el sentido del gozo en el planteamiento de Juan.

Para entender esto, es necesario responder a la pregunta ¿de quién es el gozo en el versículo 4? ¿De Juan y sus colegas solamente?, ¿o de Juan y toda la iglesia? La carta tiene como destino a la iglesia, pero el resultado es universal. El “nosotros no va en oposición al “vosotros” en el versículo 3, sino que es inclusivo. Tanto el que escribe como el que recibe, experimenta el gozo completo de Dios. Podemos recordar, para entender esta verdad, el mensaje de Pablo a los Filipenses: "Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo” (Filipenses 2:17,18)

El Gozo es un elemento clave y distintivo en la experiencia cristiana, su ausencia es sumamente peligrosa. Cuando desaparece, lo único que queda es un cascarón vacío, ritualista y farisaico, listo para resbalar tras la seducción del pecado o la herejía.
Muchos hombres religiosos, se jactan de leer la Biblia todos los días y de ir a la iglesia, sin embargo, han perdido el sentido de la vida cristiana; no se trata de una disciplina exterior o de una serie de cargas pesadas y difíciles de llevar. Así por ejemplo, el Salmo 1 no nos presenta al hombre justo, como aquel que lee la Ley de día y de noche por obligación, sino que, más allá de eso, es aquel que se goza en la Escritura de día y de noche.

No es de extrañar, luego, que en el Salmo 51, un salmo de arrepentimiento y confesión, se considera que, un elemento esencial en la restauración del pecador es el restablecimiento del gozo. El Sermón del Monte principia con una serie de declaraciones que, nos replantean las características internas del hombre de fe, como un hombre en un estado de bienaventuranza. Pues bien, las bienaventuranzas nos presentan el gozo de la vivencia Cristiana.
La iglesia, a la que Juan escribe, debía reencontrar el gozo en Cristo para poder vencer la tentación de buscar la felicidad en la herejía, en el amor al mundo y en la satisfacción de la carne… 
¿Es Cristo y su palabra la causa de su gozo completo? 

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