jueves, 1 de mayo de 2014

Carta Desde El Cielo - Crecimiento Personal-espiritual

Sally se levantó tan pronto vio al cirujano salir del quirófano. Le preguntó: “¿Cómo está mi hijito?, ¿se pondrá bien?, ¿cuándo puedo verle?”  El cirujano contestó: “Lo siento, hicimos todo lo que se pudo pero su hijo no sobrevivió”.
Sally dijo: “¿Por qué tienen cáncer los niños?... ¿Acaso no le importan a Dios?... ¿Dónde estabas, Dios, cuando mi hijo te necesitaba?”
El cirujano preguntó: “¿Desearía pasar un tiempo a solas con su hijo?  Una de las enfermeras saldrá en unos minutos, antes de ser transportado a la universidad”.
Sally le pidió a la enfermera que se quedara con ella mientras le decía adiós a su hijo. Y movió sus dedos amorosamente a través del abundante cabello rojo y ensortijado de su hijo.
“¿Quiere un mechón de su cabello?”, preguntó la enfermera. Sally dijo que sí. La enfermera cortó un mechón de cabello, lo puso en un sobre de plástico y se lo entregó. La mamá dijo: “Fue idea de Jimmy donar a la universidad su cuerpo para estudio.  Dijo que tal vez ayudase a alguien más. Aunque en primera instancia me negué, Jimmy dijo: "Mamá, no lo usaré una vez que muera. Quizá ayude a otro niñito a pasar un día más con su mamá". Continuó; "Mi Jimmy tenía un corazón de oro, siempre pensando en los demás, siempre queriendo ayudarles, a ser posible”.
Sally salió del Hospital pediátrico por última vez, tras pasar muchos de los últimos seis meses allí. Puso la bolsa con las pertenencias de Jimmy en el asiento de al lado en el coche. La travesía de vuelta a casa fue difícil; y aún más difícil fue entrar a la casa vacía. Llevó las pertenencias de Jimmy y el sobre plástico con su mechón de cabello, a la habitación de su hijo.  Comenzó a colocar los carritos y otras cosas personales en su habitación, en el lugar exacto donde él solía tenerlas. Se tiró sobre la cama de su hijo, abrazando su almohada, y se durmió llorando. Fue alrededor de medianoche cuando Sally se despertó, y yaciendo junto a ella, en la cama, había una carta doblada. La carta decía:
Querida Mamá:
Sé que me vas a extrañar; pero no creo que jamás te olvide o que deje de amarte, tan sólo porque no estoy allí para decírtelo; siempre te amaré, Mamá, aún más cada día. Algún día nos veremos de nuevo; hasta entonces, si quieres adoptar a un niñito para que no estés muy sola, estaría bien para mí. Él puede tener mi cuarto y mis cosas para jugar. Pero, si decides adoptar a una niña, es probable que no le gusten las mismas cosas que nos gustan a los niños. Tendrás que comprarle muñecas y cosas de niñas. No estés triste pensando en mí; este es realmente, un lugar bonito. Los abuelos me recibieron en cuanto llegué y me mostraron algo del lugar, pero me va tomar mucho tiempo verlo todo. Los ángeles son fantásticos, y me encanta verles volar. ¿Y sabes qué?:
Jesús no se ve como en ninguno de los cuadros. Sin embargo, cuando le vi, supe que era Él.  ¡Jesús mismo me llevó a ver a Dios!  ¿Y adivina qué, Mamá?  Me senté en las piernas de Dios y conversé con Él, como si yo fuese alguien importante. Fue entonces, cuando le dije que quería escribirte una carta para decirte adiós y todo, pero sabía que eso no estaba permitido.  Bueno, ¿sabes qué, Mamá?  Dios me pasó papel y Su bolígrafo personal para escribirte esta carta. Creo que Gabriel es el nombre del ángel que te la va a llevar. Dios me pidió que te contestase una de las preguntas que le habías hecho: "¿Dónde estaba Él cuando yo le necesitaba?" ‘Dios dijo que estaba junto a mí, como cuando Jesús estuvo en la cruz; estaba allí, como siempre, como con todos Sus hijos’.
¡Ah!, de paso, Mamá, nadie más puede ver lo que te escribí, excepto tú. Para todos los demás, este es simplemente un papel en blanco, ¿no te parece fantástico? Tengo que devolverle ahora su pluma a Dios. La necesita para escribir algunos otros nombres en el Libro de la Vida. Esta noche me sentaré con Jesús a la mesa para la cena; estoy seguro de que la comida estará excelente.
¡Oh!, casi me olvidaba: ya no me duele nada. El cáncer se ha ido; estoy contento porque ya no podía soportar el dolor más, y Dios tampoco soportaba verme sufrir tanto. Fue entonces, que envió al Ángel de Misericordia para traerme. ¡El Ángel dijo que era una entrega especial!  ¿Qué te parece?
Firmado con amor, de parte de Dios, Jesús y yo”.
La narración, aunque obviamente concebida en el corazón de alguien, más que captada de la realidad de los hechos a su alrededor, no deja de tener múltiples enseñanzas y aplicaciones. Esta narración nos da un atisbo de lo que la Palabra de Dios describe claramente, como nuestro destino eterno. Pero también afirma lo que Dios mismo, nos dice en Su Palabra: que Él siempre está con nosotros hasta el fin… que nunca nos dejará ni nos desamparará… ¡sin importar lo difíciles que se vean las circunstancias!
Tal vez no nos dé respuesta a la pregunta de por qué les da cáncer a los niños, pero nos deja entender que, tal condición de ninguna manera les separa del amor de Dios, amor que va más allá de todo conocimiento humano. Para todos aquellos que hemos perdido a un ser querido, esta narración viene a afirmar lo que creemos, en base a la Palabra.
Finalmente, el pensamiento nos anima a fortalecernos en el Señor y en el poder de Su fuerza frente a toda adversidad que afrontemos. ¿Por qué no aprovechar el tiempo, congregarnos a adorar a Dios, y permitirle que afirme Sus promesas en nuestras vidas?  Adelante, y bendiciones.


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