jueves, 1 de mayo de 2014

La esperanza en Dios

"Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo". Romanos 15:13 

Es muy sencillo usar la palabra esperanza como el mundo la utiliza, refiriéndose a ella como expectativa o deseo, pero no como certeza. Un ejemplo de lo primero podría ser lo siguiente: "¡no sé como me irá en la universidad, pero espero lograr ese título soñado!" Cuando se usa de esta manera, el término "esperanza" expresa incertidumbre. En cambio, en los escritos del Antiguo y Nuevo Testamento podemos apreciar claramente que, se describe a la esperanza como todo lo opuesto a desear algo con duda e ncertidumbre. En la Biblia Dios nos enseña que esperar en Él significa certeza bsoluta. "La esperanza cristiana se resume en estas pocas palabras: Es la total confianza en que algo pasará, porque Dios así lo ha prometido".
"Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré". Salmo 91:2 

La vida de los seres humanos está rodeada de muchas incertidumbres, ¿Podré mantenerme sano? ¿Mi esposo me amará toda la vida? ¿La crisis mundial afectará a mis finanzas? ¿Podré mantener mi trabajo? ¿Mis hijos llegarán a graduarse? ¿Tendré casa propia algún día? Nadie puede saber con exactitud todas las respuestas sobre su presente y menos sobre su futuro, sin embargo, sí tenemos que estar seguros de las promesas de Dios. Él nos ama profundamente, dio la vida de su único Hijo para que tú y yo seamos salvos, nos está preparando una morada en el cielo, no permitirá que nada ni nadie nos separe de su amor, pronto resolverá todos nuestros problemas por la eternidad, y la lista puede seguir y seguir.
Como creyentes que somos, es necesario que andemos por la vida con esperanza, porque tenemos la certeza y la confianza de que Dios cumplirá todas las cosas que nos ha prometido.

"Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud". Salmo 71:5 

En un mundo lleno de incertidumbre, los cristianos descansamos sobre una esperanza con cimientos profundos. ¡Amén!



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