jueves, 1 de mayo de 2014

A ella le debo… - Reflexiones

Cuando la conocí tenía 16 años, fuimos presentados en una fiesta por un "tío" que decía ser mi amigo.
Fue amor a primera vista, ella me enloquecía.
Nuestro amor llegó a un punto, que ya no conseguía vivir sin ella. Pero era un amor prohibido.
Mis padres no la aceptaron. Fui expulsado del colegio y empezamos a encontrarnos a escondidas.
Pero entonces, no aguanté más, me volví loco, yo la quería pero no la tenía.
No podía permitir que me apartaran de ella.
La amaba: destrocé mi coche, rompí todo dentro de casa y casi maté a mi hermana. Estaba loco, la necesitaba.
Hoy tengo 39 años; estoy internado en un hospital, soy un inútil y voy a morir abandonado por mis padres, amigos y por ella.
¿Su nombre?
Cocaína.
A ella le debo mi amor, mi vida, mi destrucción y mi muerte.
Freddie Mercury (1946-1991)
Lo escribió antes de morir de SIDA.
En gran cantidad de ocasiones, los seres humanos tendemos a volver nuestra mirada de Dios y reconocer nuestros errores, cuando ya es demasiado tarde. Y no aprovechemos las experiencias de otros, cuyo ejemplo nos motivaría a evitar caer.
¡Pero nunca es demasiado tarde!, por difícil que sea la situación, por muy profundo que hayas caído, y aunque ya no haya manera de cambiar las consecuencias físicas de tus errores, si te has arrepentido de corazón y tomaste la decisión de no reincidir, recuerda, lo leemos en las palabras del libro de la sabiduría (Proverbios 28:13) “Mas el que confiesa su pecado y se aparta, alcanzará misericordia”, recuerda que, siempre hay un Padre celestial que te ofrece que eches “toda tu ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ti” (1 Pedro 5:7).
2 Corintios 5:17
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
1 Crónicas 16:34
Celebrad a Dios, porque es bueno; Porque su misericordia es eterna.

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