Sin lugar a dudas, la Verdad te hizo libre, te cambió la vida. Sin embargo, es bueno que tengas presente que Satanás tratará de esclavizarte otra vez. Mentirá permanentemente para que caigas de nuevo, y te vuelva a atar.
Efesios 6:10 y 12 dice que tenemos que fortalecernos en el poder de la fuerza del Señor. Porque nuestra batalla no es contra las personas, sino contra el mundo espiritual satánico. Por eso Pablo le escribe a sus discípulos, que tienen que vestirse con toda la armadura de Dios para estar firmes contra las asechanzas del diablo. (Efesios. 6:11).
¿Cuál es la vestimenta que cada día tienes que ponerte? Efesios 6:14-18.
1. Ponte el “cinturón de la verdad”. El cristiano que no está atado con la verdad de Dios, no podrá usar las armas. La verdad de Dios, Su Palabra, Sus Promesas, tienen que atar tu vida, llenar tu mente y tus labios. No des lugar a las mentiras de Satanás en tu corazón ni un minuto.
2. Vístete la coraza de justicia. ¡No dejes que Satanás te mienta haciéndote creer que estás perdido, que Dios no te va a bendecir porque eres un pecador! Cristo es El Justo y por su muerte estás justificado. Vive siempre con tu vida a cubierto de las mentiras de Satanás, con la coraza de justicia.
3. Cálzate con el evangelio. Un cristiano siempre tiene en sus labios buenas noticias para darles a los que encuentra a su paso: amigos, familiares, vecinos, compañeros, para arrebatar sus vidas a Satanás dándoles buenas noticias.
4. Ponte el “sobretodo”. “Sobre todo toma el escudo de la fe para que puedas derrotarle. Solamente si te “pones” la fe cada día, te vas a poder mantener firme en las promesas de Dios y rechazar las mentiras de Satanás.
5. No te olvides del “casco”. La mente tiene que estar protegida. Allí hay una verdadera batalla espiritual: la verdad de Dios contra las mentiras de Satanás. Sométete siempre a la verdad de la Palabra del Señor y no dejes que ninguna semilla mentirosa crezca en tu mente.
6. Toma el misil del espíritu, que es la Palabra de Dios. Evidentemente, nadie puede tener la espada de la Palabra de Dios en sus labios, si no está atado a la verdad, vestido de justicia, bien calzado, con el sobretodo de la fe, con señal de autoridad sobre su cabeza. Si tienes puesta toda la armadura de Dios, ¡Tus misiles impactarán en el enemigo y este huirá de ti!
7. Por último y concluyendo, tienes que orar en todo tiempo. De poco sirve un día de victoria. De poco sirve que te pongas una semana la armadura de Dios. Tienes que perseverar cada día en oración, en comunión, en compañerismo con Dios para permanecer en libertad y victoria.
Gracias, porque el poder de Tu Espíritu Santo me ha liberado. Desde ahora, al levantarme cada día, me pondré toda tu armadura para estar firme y no dar lugar a Satanás en mi vida. ¡Soy verdaderamente libre!
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