jueves, 10 de abril de 2014

Estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo

Quiero remitirte al versículo 20, Mateo 28:20, en el que hay unas palabras poderosas de Jesús, una promesa para nosotros. En él hay unos hermosos ojos para ti, unos brazos que están contigo en diferentes situaciones de la vida. Es precisamente lo que el Señor nos dice aquí en este versículo 20, en la segunda parte del versículo: "Y he aquí yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo." 
¿Cuántos pueden decir gracias al Señor por eso? He aquí yo estoy contigo todos los días, eso quiere decir domingo y lunes, también en invierno cuando está nevando, o en Junio cuando hace un sol precioso; el Señor te dice "Yo estoy contigo todos los días, hasta el fin del mundo".
Y esa es la Palabra que el Señor quiere compartir siempre con nosotros, y que siempre tengamos en el corazón. Si llegó la incertidumbre a tu vida, alguna carga muy grande, estás pasando por una tribulación, por alguna prueba familiar, algo que te hace dudar de Dios en este momento de tu vida, Él está contigo; o si ya sabes que Él está contigo, Él quiere afirmar más esa confianza. A todos nosotros nos dice "he aquí Yo estoy contigo", "Yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo". Esa es la Palabra que Jesús puso en mi corazón esta mañana.

Son tiempos difíciles, pero en medio de la dificultad, agárrate a Su Palabra "Yo estoy con vosotros, todos los días hasta el fin del mundo". Es una Palabra salida del corazón de Jesús para ti y para mí. La compañía de Dios, la presencia de Jesús, la obra de Jesús en tu vida, y su compromiso contigo, firme, inquebrantable, de acompañarte a través de cualquier situación por la cual tú puedas pasar; recuerda que, todo lo que pase en tu vida, todo, recuerda, el Señor no está ausente, está presente contigo.
Está a tu lado, está mirando sobre tu vida, y todos los recursos del cielo que Él incorpora a tu persona, van a estar ahí, disponibles a tu favor. Donde quiera que estés, la presencia de Dios irá contigo. Enseguida vienen a nosotros las palabras del salmista, "¿a dónde huiré de ti, a dónde huiré de Tu presencia?, si subiere a los cielos, allí estás Tú, y si en el Seol hiciere mi estrado, allí Tú estás; si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún allí me guiará Tu mano, me asirá Tu diestra; si dijere ciertamente las tinieblas me cubrirán, aún la noche resplandecerá ante mí, aún las tinieblas no me encubren de ti y la noche resplandece como el día, lo mismo son las tinieblas que la luz, porque Tú formaste mis entrañas, Tú me hiciste en el vientre de mi madre".

¿Qué maravilloso no? En Su libro estaban escritas todas aquellas cosas que luego fueron formadas sin faltar una de ellas. El salmista, a través de sus palabras, expresa su confianza de que el Señor está con él, no se puede escapar aunque quisiera, porque él ha hecho un pacto inquebrantable con el Señor, y los ojos del Señor le siguen. Él dice que, si me quisiera esconder, lo cual no quiero, aún allí me encontrarías, ¿no? El escritor del Salmo 23 dice, no temeré mal alguno porque Tú estarás conmigo, ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. La Biblia está llena de referencias y de promesas acerca del hecho de que nunca estamos solos, nunca los ojos del Señor, nunca, se apartan de nuestra vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario