jueves, 10 de abril de 2014

Enseñanza -Reflexiones

“La enseñanza del sabio es fuente de vida, para apartarse de los lazos de la muerte.” Proverbios 13:14 (NVI)
Una historia cuenta acerca de un médico que plantaba árboles. Su vecino le veía cada semana plantando nuevos retoños. Pero pocas veces veía que los cuidaba, regaba o vigilaba su crecimiento. Durante meses vio el trabajo de su vecino, hasta que, intrigado, le consultó: ¿Por qué dedica tanto tiempo a plantar árboles y pocas veces riega los retoños o cuida las plantas que están creciendo?, y el médico le respondió: Porque si lo hiciera, en lugar de beneficiarlos, los estaría perjudicando para su crecimiento.
Si yo regara los retoños, acostumbraría a la planta a buscar agua en la superficie y no crecería hacia abajo. Sus raíces no se introducirían en la tierra y no serían profundas. Y cuando las tormentas vinieran, la planta no podría sostenerse. Es cierto que mi técnica les hace más difícil su vida, pero lo que es un sacrificio en estos primeros años, redundará en beneficios en el futuro.
El vecino, por cuestiones de trabajo, tuvo que viajar a otro país, y se quedó a vivir en él más de veinte años. Pasado ese tiempo, regreso a su país de origen y fue a visitar su viejo barrio. Cuando llegó, no lo reconoció. Había un enorme bosque que antes no existía. El médico había hecho bien su trabajo. Pero notó algo más. Era un día muy destemplado, frío, con mucho viento y lluvia. Y muchos árboles del bosque, se doblaban sin poder resistir el fuerte viento.
Sin embargo, los árboles que el médico había plantado en el parque de su casa, estaban todos erguidos y derechos. Resistían el fiero viento con verdadera robustez. Se notaba que tenían raíces bien profundas.
"Dios no es malo cuando permite que la vida nos golpee". Igual que el médico, quiere fortalecer nuestras raíces para que podamos resistir las tormentas que han de venir. No se puede vivir siempre en el limbo, totalmente despreocupados, porque, tarde o temprano, la angustia, el dolor, el sufrimiento o la inquietud golpea la puerta de nuestra vida.
Para que el viento de la duda no derribe tu vida, Dios desea enseñarte en la aflicción cotidiana. Su enseñanza es fuente de vida. Nunca quiere destruirte, Él quiere fortalecerte para que puedas resistir de pie.
Seguir firme tiene un coste, puedes pagarlo.

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