jueves, 20 de marzo de 2014

Quiero hablar con Libertad

“Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia”  Hechos 20:18
Muchas veces quiero hablar y no puedo porque no tengo la suficiente decisión, por falta de libertad para hacerlo. Y no es que alguien me lo haya prohibido, sino que mis hechos pasados me impiden hablar; porque las palabras no son lo más importante de la vida, sino la vida en sí misma.
He bajado mis ojos al suelo, he dado media vuelta sin decir una palabra y me he marchado un tanto avergonzado, porque he perdido la libertad de hablar por mi libertinaje. Pero no quiero perder esa libertad otra vez. Quiero comenzar de nuevo, esta vez por la gracia y el poder de quien todo lo puede, El Señor.
Quiero vivir de manera, que mis hechos se conviertan en el más poderoso mensaje que pueda expresar. Quiero decir lo que Pablo dijo con firmeza, porque no perdió la libertad de hablar. Dijo: “Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia”.
Sí, quiero poder decirlo todo el día en casa, en mi trabajo, con mis amigos o con mis vecinos. Quiero decir "vosotros sabéis cómo me he comportado…. No cómo he hablado..No cómo he aparentado, sino cómo me he comportado, porque lo más importante es el vivir y no solamente el hablar. Pablo dijo: Como me he comportado todo el tiempo.
Esa, su Palabra, me confronta... siempre. No ocasionalmente, no de vez en cuando, sino todo el tiempo. ¡Cuántas veces me he propuesto algo pero sólo he logrado un poco de tiempo y nada más!, pero la consistencia en la vida se demuestra en todo tiempo. Y Pablo termina diciendo... desde el primer día que entré a Asia.
¡Qué importante es mantenerme desde el primer día!
El reto que tengo no sólo es al principio, sino también al final….No sólo es el primer día sino el último, porque si llego al último día habiéndolo cumplido, podré decir… "desde el primer día que entré en este lugar". ¿Cuál es mi Asia? Puede ser mi trabajo, mi hogar, mi círculo de amigos, mi vecindario o tal vez la Iglesia.
Si logro decir,…."Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré," a todos,….. habré llegado a la meta con una sonrisa de satisfacción en mis labios y en mi corazón.
Señor, la vida es una carrera que me has preparado, y hoy debo seguir corriéndola como si fuera mi primer día, pero con la consistencia necesaria para llegar al último día, y al llegar a ese último día, poder decir con satisfacción, porque me has dado la ayuda y porque he sido diligente: "Vosotros sabéis como me he comportado todo el tiempo entre vosotros desde el primer día que llegue aquí."
Gracias, Señor, porque no es por mi fuerza que lo lograré, sino por tu fuerza y tu poder. Gracias, porque tus promesas me sirven de aliento para llegar a mi último día, con la misma fuerza de mi primer día entre vosotros. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario