El Señor nos ha dado la maravillosa oportunidad de clamar a Él ante cualquier necesidad, como lo dice en su palabra:
“Clama a mi y yo te responderé”. Jeremías 33:3
Él contesta a tu clamor, tiene tu necesidad en la palma de su mano, pero ¿qué sucede cuando la respuesta a tu petición aún no es contestada? Puede haber personas que se desanimen, se desesperen, o que traten de adelantarse a la respuesta de Dios, pero necesitamos comprender que Dios es la Sabiduría misma, que así como un Padre sabe cuándo y cómo darle a su hijo lo que este quiere, así también nuestro Padre lo hace. Imagínate que, ante todo lo que pidieras, Dios te dijera que sí; en este caso, no habría madurez, no habría aprendizaje, no podrías valorar todo lo que te da, y se podría continuar…
1. Sí,
2. No,
3. Tengo algo mejor para ti.
Cuando la respuesta es sí, nos alegra, nos motiva a seguir adelante. Y cuando nuestro Padre nos dice que NO ante algo, necesitamos aceptarlo, confiar en su sabiduría, porque cuando ha dicho que no, no lo hace para privarnos de nuestra petición, sino para darnos algo mejor, ¡los pensamientos que tiene para nosotros son de bien!
Por lo que, debes confiar en su respuesta, debes confiar en su inmensa fidelidad. Si tú eres su hijo, si ya lo has aceptado en tu corazón, si le amas con todo tu corazón, todo lo que viene para ti es para tu bien, no para tu mal.
“Y sabemos que para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien” Romanos 8:28
No te dejes engañar por el enemigo, cuando éste trae a tu mente pensamientos negativos o de desesperanza. Nuestro Padre tiene tu petición en sus manos y te dará lo mejor.
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