Podemos comparar la oración con esa llave que nos gustaría tener, la oración es esa llave secreta que al orar Dios, nos da el poder de abrir o cerrar cualquier puerta de nuestra vida, pasada o actual, y para algunos es secreta porque no todos la conocen, o no todos la ponen en acción.
Una oración a Dios hecha con fe y amor, puede darnos esa llave que abre cualquier puerta. Por grandes que aparenten ser los candados que cierren la más grande y gruesa de las cadenas, las puertas pueden ser de bendición, como las de empleo, salud, felicidad, perdón, paciencia, sabiduría, y esas son las que quisiéramos abrir; también están las que quisiéramos cerrar, como las de la tristeza, la soledad, angustia, desánimo, frustración y dolor, y también los candados de las cadenas que venimos cargando, como decepciones, heridas pasadas, culpas, miedos, resentimientos, cadenas tan pesadas y molestas que nos atan y no nos dejan avanzar, que nos hacen tan pesado y difícil el camino y aprisionan nuestra vida.
En la oración encontramos la llave que nos sirve de entrada o salida de cualquier circunstancia que se nos presente; no es difícil conseguirla, y no se precisan oraciones largas con palabras rebuscadas. Lo único que necesitas es orar a Dios con todo tu corazón, de ahí saldrán las palabras correctas y ya la estarás usando; no importa el tamaño ni apariencia de la cerradura, no importa cuánto tiempo lleva cerrada esa puerta o candado o cuánto esperaste que te fuera abierta, que tú tienes la llave, tú puedes entrar o salir de donde te encuentras, puedes ser libre. Estás a una oración de hacerlo, úsala,
¡esa es la llave secreta!
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