domingo, 16 de marzo de 2014

La llave secreta

Llaves, pequeños instrumentos que usamos para abrir y cerrar puertas o candados. Al menos contamos con un juego de ellas en el que llevamos llaves de nuestra casa, trabajo, automóvil, etc. Con ellas no hay necesidad de llegar y esperar a que alguien más nos abra, ni mucho menos abrir a la fuerza, sólo abrimos y entramos, o salimos y cerramos, sin necesidad de pedir permiso. Se entiende que podemos entrar y salir cuantas veces necesitemos, y aunque para todo usamos llaves diferentes, a muchos nos gustaría tener una sola llave para todas las puertas que abrimos a lo largo del día, o mejor aún, para abrir puertas de lugares a los que nos gustaría entrar y no podemos; si existiera esa llave estaríamos felices de abrir y cerrar lo que quisiéramos, sin necesidad de perder el tiempo esperando que alguien más llegue a hacerlo por nosotros.

Podemos comparar la oración con esa llave que nos gustaría tener, la oración es esa llave secreta que al orar Dios, nos da el poder de abrir o cerrar cualquier puerta de nuestra vida, pasada o actual, y para algunos es secreta porque no todos la conocen, o no todos la ponen en acción.

Una oración a Dios hecha con fe y amor, puede darnos esa llave que abre cualquier puerta. Por grandes que aparenten ser los candados que cierren la más grande y gruesa de las cadenas, las puertas pueden ser de bendición, como las de empleo, salud, felicidad, perdón, paciencia, sabiduría, y esas son las que quisiéramos abrir; también están las que quisiéramos cerrar, como las de la tristeza, la soledad, angustia, desánimo, frustración y dolor, y también los candados de las cadenas que venimos cargando, como decepciones, heridas pasadas, culpas, miedos, resentimientos, cadenas tan pesadas y molestas que nos atan y no nos dejan avanzar, que nos hacen tan pesado y difícil el camino y aprisionan nuestra vida.
En la oración encontramos la llave que nos sirve de entrada o salida de cualquier circunstancia que se nos presente; no es difícil conseguirla, y no se precisan oraciones largas con palabras rebuscadas. Lo único que necesitas es orar a Dios con todo tu corazón, de ahí saldrán las palabras correctas y ya la estarás usando; no importa el tamaño ni apariencia de la cerradura, no importa cuánto tiempo lleva cerrada esa puerta o candado o cuánto esperaste que te fuera abierta, que tú tienes la llave, tú puedes entrar o salir de donde te encuentras, puedes ser libre. Estás a una oración de hacerlo, úsala,

¡esa es la llave secreta!

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