Las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios (Isaías 59:2).
Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, perdieron su conexión con Él, y las cosas comenzaron a cambiar. Ahora Adán y Eva tenían que trabajar duramente para producir los alimentos necesarios para comer. Tenían que arrancar las malas hierbas que empezaban a crecer alrededor de las plantas buenas.
Sus amigos, los animales, ahora sentían temor de ellos. Dejaron de buscar a Adán y a Eva para que les abrazaran y acariciaran. Algunos de los animales se volvieron agresivos y empezaron a comerse a otros animales. Todo era muy triste.
Pero lo más triste fue que Adán y Eva ya no podían estar con Dios. Antes de que pecaran, Dios venía a verles y a caminar con ellos. Antes de que Adán y Eva desobedecieran, podían conversar con Dios, siempre estaban conectados con Él, pero el pecado les separó de Él.
Querido Dios, quiero estar conectado contigo siempre. Amén.
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