En estos días me encontré con Lola, una señora de esas que forman parte de los recuerdos de nuestra infancia y que, al reaparecer en nuestras vidas, nos traen memorias que durante años parecían haberse desvanecido en el subconsciente.
“El Señor sabe”, siempre fue la expresión conque Lola se enfrentó a todas sus crisis. De alguna manera, esta sencilla frase resumía, tanto su manera de sentir, como de consolarse en medio del dolor y la angustia que la adversidad le traían.
De niña, nunca pude comprenderla cuando murmuraba suavemente esa frase. La veía muy tranquila y llena de paz, al afrontar aquellas difíciles situaciones; era como si con aquella corta frase comunicase lo que, como persona sencilla, tal vez su lengua no podía: “Nada puedo hacer ante lo que me sucede; pero Dios, que todo lo sabe y todo lo puede, guiará mis pasos. Nunca me dejará estrellarme contra el suelo; Él siempre me sostendrá”.
Recuerdo su rostro, al mismo tiempo melancólico y feliz, al volvernos a encontrar después de tantos años: ella, con su paso lento y yo,...más madura. Finalmente pude comprenderla, al haberme enfrentado a problemas que parecieron en un momento, ir más allá de mis fuerzas, y haber aprendido a refugiarme, por la fe, en Dios. Había empleado unos cuantos años llegar a comprenderlo y hacerlo. Pero ahora yo también podía decir, junto con mi amiga y hermana Lola: “El Señor sabe…”
Puede que estés viviendo la más horrible de las pesadillas y que tu pan sean tus lágrimas de día y de noche. Pero es necesario que recuerdes que el Señor sabe todo lo que te pasa y es consciente de todo lo que necesitas, y si recurres a Él, sabrá librarte, a su debido tiempo, de todo yugo de aflicción.
Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Genésis 3:5.
Y Jacob le dijo: Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas. Genésis 33:13.
Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Genésis 41:39.
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