sábado, 15 de febrero de 2014

Vencer con adoración

Cuando adoramos a Dios ampliamos su Grandeza y manifestamos que Él es fiel, justo, bueno, santo, honesto y se disipa la negatividad que estamos afrontando.


¿Ha visto alguna vez a su niño alzar sus manos hacia usted, esperando ser abrazado? ¿Le ha oído alguna vez decir "gracias" sinceras, por algo que usted le haya dado? ¿No le ablanda su corazón su niño cuando se recuesta en su regazo, sólo para pasar un tiempo con usted? 
¡Cuando eso pasa, siento que ese niño piensa que soy la persona más valiosa del mundo!

¿Sabía usted que cuando hace estas mismas cosas para el Señor, levantando sus manos hacia Él o diciéndole Gracias por todo lo que Él hace en su vida, provoca que Él se sienta bien? Cuando usted desea estar en su presencia, esto hace que Él se sienta importante y que Él vale la pena. ¡Seguramente siente que es importante para usted, Él es Asombroso!
Él es el único que sólo con su voz y su palabra hizo existir al mundo, al cosmos y al universo y además está interesado en los detalles más pequeños y más íntimos de su vida.

¿Ha oído usted alguna vez la frase ¿"No hay nada demasiado grande para nuestro Dios"? Bien, pues tampoco hay nada demasiado pequeño para nuestro Dios. No importa si usted se enfrenta a una situación más grande que la vida misma o algo que es un obstáculo pequeño, porque ¡Dios quiere ayudarle a superar todo! Él le ama tanto... 
La llave para lograr resolver muchas circunstancias de la vida, es que su mente debe estar en el encuadre correcto; aún más que eso, usted debe tener una actitud de Adoración.
La Palabra Adoración significa mostrar a alguien que él o ella es valioso
Tal vez usted no sepa exactamente lo que es, pero vaya sólo una aclaración: la Adoración no es cantar canciones en la iglesia de un determinado estilo o género musical. La Adoración es un estado del corazón y de nuestra mente hacia Dios.

La palabra Adoración comprende mostrarle a alguien cuánto vale. Aunque sabemos que no hay nada ni nadie que se pueda comparar a nuestro Dios, dado que Él es Increíble, que se merece todo nuestro agradecimiento, nuestro amor, nuestra admiración, nuestro todo, cuando los tiempos son duros, frecuentemente olvidamos las cosas buenas que Dios nos ha dado o lo que ha hecho por nosotros, y tendemos a enfocarnos sólo en lo que tenemos delante de nosotros. Comenzamos a magnificar las cosas negativas que nos suceden y éstas consumen nuestros pensamientos y nuestras acciones; pero cuando comencemos a mirar estas cosas de manera diferente, nuestra situación cambiará. Dios promete en Su Palabra que la Alabanza siempre anticipa la victoria.

En los antiguos tiempos bíblicos, el ejercito de Israel enviaba cantantes, bailarines y músicos a enfrentarse al ejercito enemigo, antes de enviar a sus guerreros. Para nuestras mentes naturales esto no parece lógico, pero en el reino de lo sobrenatural estas cosas son normales. Cuando toda posibilidad está en nuestra contra y nos enfrentamos a nuestros mayores enemigos, el miedo, la depresión, la ansiedad, la duda, la ira, la frustración, sea lo que sea negativo que se nos presente, podemos elevarnos por encima de todo esto por medio de la Alabanza y la Adoración a nuestro Dios. Podemos superar todo a través de la Alabanza y la Adoración hacia nuestro Dios.
Cuando LE adoramos, Él amplía su Grandeza y pone de manifiesto lo que es. Él es fiel, justo, bueno, santo, honesto y disipa la negatividad que estamos afrontando. ¡No mire lo que el enemigo está tratando de introducir en usted! ¡No se quede sentado creyendo que tiene que aceptarlo! Comience a darle gracias a Dios por todas las cosas buenas que ha traído a su vida y afronte las circunstancias que le rodean.
La Biblia nos anima a acercarnos al Señor como si fuésemos niños pequeños.

Acercarnos a nuestro Padre Celestial y pedirle que nos abrace, diciéndole gracias por amarnos, por proveer para nosotros y mantenernos a salvo; e
ntrar en su presencia, escuchar algo de música que dé animo a nuestro espíritu, leer su Palabra, todo es una gran manera de llegar a conocer al Señor Jesús. Sobre todo, decirle al Señor con nuestras propias palabras lo que sentimos por Él, puesto que Él está a la espera de oír nuestra voz.

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