Tenemos un anhelo de crecer y avanzar, lo cual es muy positivo cuando disfrutamos y agradecemos a Dios por lo que tenemos en el presente. Lamentablemente estamos inmersos en el mundo del “si tan solo tuviera”, que todo parece ser insuficiente.
De niña quería ser adulta; en la escuela quería ser como las alumnas de último grado; en mi adolescencia me quejaba por ser muy delgada, de universitaria quería acabar la carrera para trabajar en mi profesión; ya de profesional quería un mejor trabajo, y cuando ya lo tuve, en la oficina no veía la hora de estar en casa; en casa estaba pensando en las tareas pendientes del trabajo; cuando compré mi primer coche estaba pensando en el que sigue; de novia quería casarme; tuve mi casa pero quería una más grande; de casada quería ser madre; ya embarazada quería tener cuanto antes a mi bebé, y así una serie de vivencias hasta que llegué a una edad adulta, y entonces... ¡quería ser joven y delgada de nuevo!.
Si te familiarizas con lo que acabas de leer, es importante que consideres que el contentamiento viene de adentro, no de satisfacer las necesidades externas; así que considera los siguientes puntos para enfocarte en lo que tienes y no en lo que anhelas:
1) Cambia tu actitud
Mejor es una mentalidad de gratitud que de exigencias; en vez de estar descontenta porque aún no puedes comprar el coche que quieres o que crees mereces, da gracias por tu vehículo actual; o bien, disconforme por estar pensando "si tan solo tuviera un mejor sueldo", cuando se puede estar agradecida por lo tienes. Recuerda que nunca hay dinero suficiente.
No está mal buscar la prosperidad, el éxito o mejorar en lo que nos propongamos. Dios mismo nos exhorta a trabajar:“Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón ferviente” Romanos 12:11 y “Hagan lo que hagan, trabajen de buen gana” Colosenses 3:23-24, siempre y cuando aprendamos a estar contentas con lo que se tiene día a día.
2) Busca la fuente de paz
Si quieres una vida tranquila, independientemente de las circunstancias, refúgiate en el único que puede brindarte esa paz que sobrepasa todo entendimiento: Cristo Jesús, quien da esa fortaleza y tranquilidad ante cualquier situación. Qué mejor ejemplo que uno de los personajes bíblicos más influyentes de la vida cristiana: Pablo, que estando en la cárcel escribió la carta a los Filipenses, donde les dice que aprendió a contentarse cualquiera que fuese su situación “Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en Gloria en Cristo Jesús”. A pesar de que estaba en la cárcel, Pablo expresó su contentamiento de corazón, porque su felicidad no dependía de las circunstancias sino de la fe y amor en Dios.
3) Sé agradecido
Siempre te hará falta algo, pero el simple hecho de tener un techo donde dormir y alimento, debería ser más que suficiente para estar agradecida con Dios, todo lo demás es superfluo.
Deja de comparar, de ver la vida como una carrera, de ver quien tiene más, quien es más genial, inteligente, bella, etc., y enfócate en lo que realmente importa en tu diario vivir. Tienes lo que necesitas.
Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocer y decir: “¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. Proverbios 30:8-9
Por último y hacia ti, doy gracias a Dios por tu vida, porque tienes lo que necesitas, ni más, ni menos. Que sigas disfrutando el día a día con los tuyos sin afanarte en las necesidades externas, para que tengas contentamiento en el presente por medio de la paz en tu corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario