miércoles, 12 de febrero de 2014

La lámpara del cuerpo

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Mateo 6:22.23

La forma en que Dios diseñó la anatomía del globo ocular arroja luz. Para que lo entendamos mejor, la retina tiene millones de bastoncitos y conos. Gracias a ellos podemos ver los colores. Cuando baja la intensidad de la luz, los conos, que están en la retina, no reaccionan y se nos nubla la vista; entonces los bastones se adaptan paulatinamente a la condición de la oscuridad, y lo logran en un lapso de unos cuantos minutos. Esto es una de las maravillas de la Creación…; nuestros ojos son uno de nuestros cinco sentidos físicos pero también espirituales, ya que con ellos vemos para bien o para mal, es decir, para bendición de nuestras almas o para perdición de éstas.

Hemos oído decir que los ojos son las ventanas del alma, que reflejan lo que verdaderamente hay dentro de nuestro ser, y con ellos muchas veces decimos cosas que aún no han salido de nuestros labios; por ejemplo, cuando estamos enojados, alegres o tristes, no necesitamos hablar, ellos lo dicen todo…
Jesús dijo en Mateo 5:29  Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno… ¿qué es lo que puede estar ocasionándole a tu corazón que se contamine?

Cuando Jesús nos dio esta enseñanza, estaba dándonos una metáfora. Una enseñanza que representa la teoría que debemos tener los llamados hijos de Dios, porque si esto fuese una práctica real que debiéramos llevar a cabo, todos tendríamos que quedarnos ciegos, cojos o mancos. Además, mientras estemos en este mundo el pecado nos asediará, y además creeríamos que los que carecen de la vista, no pecan,…lo cual es falso, ya que el pecado se concibe en el corazón del ser humano, no solamente a través de nuestros sentidos físicos; por lo tanto, la enseñanza va más allá…
Él quiso enseñarnos que si somos conscientes de que una amistad, un programa de televisión, un lugar a donde vamos, lo que leemos, oímos o vemos nos está contaminando, deberíamos tener el valor de sacarlo de nuestro entorno; la solución no es arrancarnos los ojos, sino lo que está contaminando todo nuestro ser.

Es necesario darnos cuenta de lo sencillo de comprender, que a través del Espíritu Santo, si miramos una vez lo que es inevitable, no hay problema,… pero si miramos por segunda vez ya le estamos fallando a Dios… ahí está el secreto. No debe haber una segunda vez por amor a Jesús.
Si nos llamamos cristianos, debemos saber que el ojo del hijo de Dios deberá estar siempre lleno de luz, la luz que es Cristo, habiendo dicho Él que nosotros somos la luz del mundo; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Primero, debemos reconocer el pecado, segundo, aceptar que sólo Jesús puede sanar nuestros ojos de toda tiniebla, de toda oscuridad, física o espiritual, ya que no debemos olvidar que fue Dios quien nos dio el favor de contemplar su divina creación… Proverbios 20:12  El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas igualmente ha hecho el Señor… Ahora depende de ti,¿ para qué usarás tus ojos?; Él nos los dio para cosas santas, puras, y benditas… limpiemos nuestro corazón, y los ojos serán purificados,… el secreto está en la segunda vez.
Queridos hermanos, dos opciones: con ojos y corazón en las tinieblas, o permitiéndole a Cristo Jesús que pueda abrir y llenar de su luz toda nuestra visión. 

 

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