Los cristianos sí pecan (1 Juan 1:8), pero la vida cristiana no está caracterizada por una vida de pecado. Los creyentes son nuevas creaciones (2 Corintios 5:17), tenemos el Espíritu Santo en nosotros, quien produce el buen fruto (Gálatas 5:22-23). La vida de un cristiano es una vida transformada; los cristianos son perdonados sin importar cuántas veces pequen, sin embargo y al mismo tiempo, los cristianos viven una vida cada vez más santa a medida que crecen más cerca de Dios y son más semejantes a Cristo. En consecuencia, son verdaderamente muy serias las dudas acerca de una persona que asevere ser creyente, y sin embargo viva una vida que diga lo contrario. Cierto es que un verdadero cristiano que temporalmente cae en pecado aún es salvo, pero una persona que vive una vida controlada por el pecado, no es un verdadero cristiano.
¿Y qué hay de las personas que niegan a Cristo? Para empezar, La Biblia nos dice que si una persona niega a Cristo, realmente nunca conoció a Cristo. “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.” (1 Juan 2:19). Una persona que después de conocerle, rechaza a Cristo y vuelve la espalda a la fe, está demostrando que nunca perteneció verdaderamente a Cristo. Aquellos que pertenecen a Cristo permanecen con Cristo y aquellos que renuncian a su fe, nunca la tuvieron realmente. “Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.” (2 Timoteo 2:11-13).
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