martes, 28 de enero de 2014

Encárgate de los asuntos de DIOS y te sorprenderá

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del Señor 
Lucas 4:18-19 (Nueva Traducción Viviente)
Cuando un creyente se encuentra ocupado, por ejemplo pagando deudas, preocupado por sus hijos, invirtiendo su vida en cumplir en el trabajo o escuela, o en cualquier otro asunto temporal en la tierra, olvida su principal llamado. Llamado que es "id y haced discípulos" (Mateo 28:19); sacar de su prisión a los que habitan encarcelados y compartirles la buena nueva; en dicha tarea el Padre se encuentra contentado, siendo Su anhelo que todos se salven. Pero cuando el creyente responde con ánimo y diligencia a su llamado, de manera sobrenatural sus cargas desaparecen y uno a uno son resueltos sus problemas. Es como si el SEÑOR respondiera: — Encárgate de lo mío y Yo me encargaré de lo tuyo.
Cuando el creyente intercede por alguien más en oración y/o ayuno, su alma se llena del gozo de DIOS. Pero si éste centra toda su energía, pasión y oración en lo que considera grandes problemas, la vida le será un pesar. Cada vez que un creyente de Jesucristo se interesa por sus hermanos o por el prójimo, se genera dentro de él alegría, el gozo que sólo puede dar DIOS. Por eso las Escrituras declaran que es mejor dar que recibir (Hechos 20:35).
A los creyentes de Jesucristo se les ha encomendado una tarea eterna, una tarea trascendental. En ellos se encuentra DIOS mismo esperando ser compartido con otras personas, pero en ocasiones escogemos ignorar Su llamado y enfocarnos en lo que creemos grandes problemas, cuando para DIOS son sencillos de resolver.
Interésate más por los asuntos de DIOS y al hacerlo, de manera sobrenatural, tu alma, corazón y mente se llenarán de vida y alegría. Interésate por aquellos que no tienen voz para clamar a DIOS, y el SEÑOR convertirá tus problemas en fuentes de bendición.

Olvídate de ti mismo y permite que DIOS se ocupe de lo tuyo.


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