-Mamá encontré algo, ¡somos ricos! Ella le preguntó:
-¿Qué es? ¿Oro? El niño le respondió:
-¡Mejor que eso, ¡son unos caracoles! Para él eran más valiosos que cualquier otra cosa terrenal.
Por ésta razón nos sentimos desilusionados y decepcionados, cuando creemos que ya nada en esta vida vale la pena y que el mundo está contra nosotros.
Es un buen momento para pensar: ¿dónde está mi tesoro? ¿Qué es lo que me está motivando a hacer así las cosas y a vivir así cada día?
Tal vez tenga una razón equivocada porque todas mis expectativas las puse en algo o en alguien falible.
Mientras no ponga mi corazón en las manos de Dios, no podré lograr mis metas, sacar adelante mi matrimonio, sanar y restaurar mi vida; pues mi tesoro está en la persona y lugar equivocado.
“Pero si le entregas tu corazón y hacia él extiendes las manos, si te apartas del pecado que tienes cometido y en tu morada no das cabida al mal, entonces podrás llevar la frente en alto y mantenerte firme y libre de temor“. Job 11:13-15
Te invito a que puedas poner tu corazón y guardar tu tesoro, todo en las manos de Dios, lo que hará que tu vida se fortalezca, que se llene de fe, y sobre todo no te decepcionarás, pues estarás bajo el cuidado del dueño de todo.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” Proverbios 4:23
Tu tesoro no puede estar en mejores manos que en las de tu Padre.
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