lunes, 2 de diciembre de 2013

Declarando el objetivo más importante de tu vida - Cristianismo

“EL PLAN DEL SEÑOR PERMANECERÁ PARA SIEMPRE; LOS PENSAMIENTOS DE SU CORAZÓN POR TODAS LAS GENERACIONES” (Salmo 33:11)

La mayoría de las grandes empresas viven teniendo como base su declaración de objetivo final. ¡Y tú también necesitas tener una! “¿En qué debería consistir la mía?”, preguntarás. 

En tu declaración deberías:

(a) Enfatizar el objetivo final de Dios para tu vida. Recuerda que no se trata de una lista de tus metas, ellas cambian, pero el objetivo final no.

(b) Pensar constantemente acerca de la dirección que llevas. 

Escucha: “Examina la senda que siguen tus pies y sean rectos todos tus caminos” (Proverbios 4:26). Tu declaración acerca del objetivo final que tienes en la vida, debería testificar lo que pretendes hacer con tu tiempo, con tus posesiones, oportunidades, responsabilidades, y también lo que no te propones hacer. “En el rostro del inteligente aparece la sabiduría, pero los ojos del necio vagan hasta el extremo de la Tierra” (Proverbios 17:24).

(c) Definir lo que significa el éxito para ti. Debería manifestar lo que tú crees que es importante, no lo que el mundo cree; debería reforzar tus valores.

(d) Clarificar tu posición. A lo largo de tu vida tendrás diferentes papeles, pero el propósito de Dios para tu vida nunca cambiará. ¿Pero cuál es la voluntad de Dios para mi trabajo, o mi matrimonio, o donde vivo? Estos son asuntos secundarios. Puede haber múltiples posibilidades para llevar a cabo la voluntad del Señor para ti. Lo más importante es que cumplas el propósito de Dios para tu vida, independientemente de donde vivas, trabajes, o con quien te cases. Estas decisiones deben complementar el objetivo final para tu vida.

“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, pero el consejo del Señor es el que permanece” (Proverbios 19:21). Concéntrate en el propósito de Dios para tu vida, porque su objetivo final durará eternamente.

“…DAVID… ( YA SERVIDO), SIRVIÓ A SU PROPIA GENERACIÓN SEGÚN LA VOLUNTAD DE DIOS…” (Hechos 13:36)

Puede llevarte semanas o meses redactar tu declaración acerca del objetivo más importante de tu vida. Escribirás varios borradores hasta que consigas el resultado final, y aun así harás algunos cambios según va pasando el tiempo y Dios te vaya dando más entendimiento. Pero una vez terminada, úsala como recordatorio diario. Salomón aconsejó:
“…porque es cosa deliciosa que las guardes (las palabras de sabiduría) dentro de ti y que, a la vez, se afirmen en tus labios” (Proverbios 22:18). Se ha sugerido que desarrolles la declaración acerca del objetivo más importante de tu vida, basándote en lo que te gustaría que la gente dijera de ti en tu funeral. Pero esto quizás no sea una buena idea.

Realmente lo único que importa es lo que Dios piensa de ti. Pablo escribió: “No procuramos agradar a los hombres sino a Dios” (1 Tesalonicenses 2:4b). Si quieres, pues, un epitafio sobre el que construir tu vida, aquí tienes uno: “…David… (servido), sirvió a su propia generación según la voluntad de Dios…” (Hechos 13:36). ¡No hay epitafio mejor que éste!

Imagínate que en el grabado de tu lápida se leyera que cumpliste el eterno propósito de Dios para tu vida, en su debido momento (en tu generación). ¡Excelente! Ni las generaciones pasadas, ni las futuras pueden cumplir los propósitos del Señor en esta generación. Sólo tú puedes. Como Ester, Él te ha creado “… para esta hora…” (Ester 4:14b). Dios todavía está buscando personas útiles para hacer su voluntad. 
“…los ojos del Señor contemplan toda la Tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con Él” (2 Crónicas 16:9).

¿Puede Dios servirse de ti? ¿Estás dispuesto a cumplir sus propósitos a lo largo de tu vida? ¡Tu respuesta a esta pregunta lo determina todo!

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