16 Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas,
17 sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló.
18 Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor. 2ª Timoteo 1:15-18
“CORRAMOS SIN DESMAYAR”
La motivación es importante
para terminar algo que se empieza. ¿Cuál fue nuestra motivación para comenzar
esta carrera con Dios, que nos lleva a la Vida Eterna?
¿Fue porque lo hicieron
nuestros familiares? ¿Fue por alguna emoción en un momento concreto? ¿Fue
porque teníamos un problema financiero, laboral, etc. y buscábamos que Dios nos
lo solucionara?
Esta no es la motivación
correcta, pues correremos mientras veamos que Dios va solucionando los problemas y ocurrirá
que cuando hayan desaparecido, acabar la carrera ya no será
necesario. La verdadera prueba de la decisión tomada llega en momentos de
dificultad; entonces nos daremos cuenta de que estamos y somos por lo que podamos obtener
de Dios, o porque le amamos y hemos decidido seguirle hasta el final, sean
cuales sean las circunstancias.
Esta era la motivación de Pablo. A pesar de que le habían abandonado todos los que estaban en Asia y en medio de una
circunstancia dolorosa, pues estaba preso; quizás lo hicieron por miedo a acabar
como Pablo, por causa del Evangelio.
Una persona en particular se
mantuvo firme y lo demostró mediante su apoyo a Pablo, a pesar del peligro
real. Su nombre era Onesíforo; él demostró, no sólo su amistad, mediante la
búsqueda por toda Roma a Pablo, hasta que le encontró en la cárcel, sino que demostró además su servicio a Dios, sin miedo a que le detuvieran, sin temor a
manifestar su fe con sus obras. Su motivación no fue únicamente la amistad,
sino estar al lado de quien necesitaba ser confortado, animado y alentado; fue
movido por la fuerza del amor hacia el necesitado, motivado no sólo por correr
la carrera, sino hacerlo llevando el Reino de Dios a quien lo necesitaba.
Quisiera alentarte hoy, a
través de una lectura (2ª Corintios 4:7-18), a no desmayar sino a
seguir adelante, orando a Dios para que ponga en nosotros
las motivaciones adecuadas para proseguir la carrera y seguir extendiendo Su
Reino.
Señor ayúdanos a no escatimar esfuerzos, ni sacrificio
en nuestro servicio a Ti y al prójimo. Fortalécenos con el poder de Tu fuerza
para no desmayar.
Para meditar: La renovación de nuestro hombre interior no es el día
que hay culto, sino todos los días. Cada día debemos renovarnos en el Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario