¿Has abandonado el lugar que te corresponde ocupar en tu hogar? ¿Has abandonado el espacio que te corresponde ocupar en el corazón de Dios, de tus padres, hermanos, hijos, esposo(a)?
¿Qué circunstancias te han llevado a alejarte y abandonar el lugar que te corresponde ocupar en tu familia y en la familia de la fe?
Tal vez sea el afán excesivo, el trabajo, las ocupaciones de la vida, los compromisos o las malas decisiones; de manera que poco a poco, has ido abandonando el lugar que te corresponde habitar.
Muchos padres han dejado solos y deshabitados el corazón de sus hijos. Muchos esposos, por la dureza, insensibilidad e indiferencia que hay en ellos, han abandonado su lugar como esposos en el hogar y en el corazón de sus esposas, y de igual manera, muchas esposas se han alejado del corazón de sus esposos, muchos hijos se han alejado del corazón de sus padres y viceversa.
No esperes a que tus padres mueran, para entonces querer venir a ocupar en su corazón el lugar que un día abandonaste. No esperes a que sea demasiado tarde, para regresar a ocupar el lugar que te correspondía en el corazón de tu esposo o esposa, no sea que cuando vuelvas esté ya ocupado por otra persona.
Empezamos a abandonar el lugar que nos corresponde en nuestro hogar, iglesia o corazón de la gente, cuando dejamos de dedicarles tiempo, cuando no empleamos nuestros dones, talentos, habilidades y bienes en ellos.
Hoy es el día de volver a ocupar el espacio que te corresponde habitar en el corazón de tus hijos, de tus padres, de tu pareja, hermanos y amigos. Hoy es el día determinante para no abandonar el lugar en el cual Dios nos plantó.
Reflexión basada en El Hijo Prodigo. Lucas 15:11-31.
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