viernes, 20 de diciembre de 2013

La tristeza no dura toda la noche - Ánimo en mensaje

la tristeza no dura
Vincent Van Gogh, uno de los más grandes pintores de todos los tiempos, nació en Holanda (1853) en el seno de una familia religiosa, pues su padre fue pastor protestante.
Frustrado en su actividad como predicador, rechazado en lo afectivo por algunas mujeres, Vicent se convirtió en un hombre melancólico, depresivo, que en algún momento se enredó con prostitutas, haciendo de una de ellas, Sien, la compañera de su vida, en quien encontró no sólo refugio, sino también la contaminación de enfermedades venéreas.
Mientras vivió, no tuvo éxito con la venta de sus cuadros, siendo las pensiones de su hermano Theo, las que evitaron que muriera de hambre. Más adelante la epilepsia y la esquizofrenia aumentaron sus cuadros de dolor, al extremo del llegar al suicido, ocurrido a sus escasos 37 años de edad.
Al respecto, cuentan los biógrafos, que Vicent, bajo el pretexto de ir a cazar cuervos, consiguió un revólver prestado con el que se disparó un tiro a la altura del plexo solar. 
Después de aquella acción, regresó a su casa para esperar el final que se dio dos días después.
Agregan, que en la antesala de la muerte pronunció su famosa frase lapidaria: “la tristeza durará para siempre”.

Queridos amigos, a todos de una u otra forma nos sobrevienen días difíciles, tiempos duros, épocas de crisis,  producto no sólo de las pruebas permitidas por Dios, sino por las malas decisiones tomadas alguna vez en la vida.
Y es en estos tiempos de angustia, abatimiento o desesperación, en los que no alcanzamos a ver ninguna solución y en los que hasta renegamos de Dios, o por lo menos le reclamamos enérgicamente por qué permite esto u lo otro en nuestras vidas.
Es en estos tiempos en los que, posiblemente, al igual que el citado pintor, lleguemos a declarar equivocadamente que la tristeza durará para siempre. “Equivocadamente”, porque la tristeza no dura para siempre cuando realmente creemos en el Señor, en su Palabra y en sus promesas, cuando colocamos nuestras cargas a sus pies y aguardamos confiados.
Dice el vulgo (populacho), a manera de refranes: “Dios aprieta pero no ahoga” ; “No hay mal que cien años dure”; “Dios no permite pruebas más allá de las que podamos resistir”…
Por otra parte, en la Sagrada Escritura el salmista declaró: “Porque Su ira es sólo por un momento, Pero Su favor es por toda una vida. El llanto puede durar toda la noche, Pero a la mañana vendrá el grito de alegría” . (Salmos 30:5)

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