Como los demás mellizos, Esaú y Jacob eran muy distintos pero rápidamente aprendieron a negociar. ¿Has visto alguna vez a niños llegando a un acuerdo que beneficia más a uno que al otro? Por ejemplo, uno ofrece al otro un caramelo a cambio de un vídeo-juego caro. Bien, esa era la dinámica que estaba en juego entre Esaú y Jacob. Esaú había estado cazando, estaba exhausto y hambriento. Por lo tanto, nada era más importante que una buena comida y un sueño reparador, en comparación con algo tan remoto como una futura herencia. Él dijo: Me estoy muriendo, ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?… y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas (Génesis 25:32,33b,34).
Recuerda, el enemigo quiere distraerte ofreciéndote algún placer, logro o diversión temporal a cambio de tu futuro. ¡No lo hagas! No trafiques con el destino que Dios te ha dado por alguna gratificación momentánea; ten paciencia y resiste. Cuando lo hagas, Dios hará finalmente tus sueños realidad de manera que sean honrados, y no mitigados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario