jueves, 5 de diciembre de 2013

Alma de infantes – Meditación

Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Mateo 19.14

Con los años vamos perdiendo la inocencia, que no es otra cosa que la sabiduría que nos regaló Dios. 
 
Primera historia
Al autor y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado en un concurso. El propósito del mismo era encontrar al niño más cariñoso. 
El ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente. 
El niño, al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en su regazo. 
Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino, el niño le contestó... 
"Nada, sólo le ayudé a llorar". 

Segunda historia 
La maestra Debbie Moon estaba estudiando con su grupo de primer grado la pintura de una familia. En la pintura había un niño que tenía el cabello de color diferente al del resto de los miembros de la familia. Uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado.
Entonces, una niña del grupo le dijo: "Yo sé todo de adopciones porque soy adoptada". 
“¿Qué significa ser adoptado?", preguntó otro niño. 
Significa“ - dijo la niña – , "que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre".

Tercera historia 
Jamie estaba intentando ser parte de una obra en la escuela. Su mamá contaba que el niño había puesto su corazón en ello y ella temía que no fuera elegido. 
El día que las partes de la obra fueron repartidas, yo estaba en la escuela. Jamie salió corriendo con los ojos brillantes, con orgullo y emoción. 
"Adivina qué mamá" , gritó, y luego dijo unas palabras que permanecerán siempre como una lección para mí: 
“He sido elegido para aplaudir y animar". 

Cuarta historia 
Un niño de 10 años estaba parado frente a una tienda de zapatos en una calle, descalzo, mirando a través del cristal y temblando de frío. Una señora se acercó al niño y le dijo:"Mi pequeño amigo, ¿qué estás mirando con tanto interés en ese escaparate?"
"Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos", fue la respuesta del niño. 
La señora le tomó de la mano y entraron en la tienda. Le pidió al empleado media docena de pares de calcetines para el niño. Y le preguntó si podía darle un recipiente con agua y una toalla. 
El empleado le trajo lo que pidió, y ella llevó al niño a la parte trasera de la tienda, le lavó los pies y se los secó. 
Para entonces el empleado llegó con los calcetines.
La señora le puso un par al niño y le compró un par de zapatos. Juntó el resto de los calcetines y se los dio al niño. Le acarició la cabeza y le dijo:
“¡No hay duda, pequeño amigo, que te sientes mas cómodo ahora!" 
Cuando ella se daba la vuelta para irse, el niño le agarró la mano y mirándola con lágrimas en los ojos, le preguntó: 
“¿Es usted la esposa de Dios?" 

Recuerda decir "Gracias"... Gracias Señor, por tus bendiciones…
¡Ojalá no perdamos nunca la inocencia! 

¡Que pases un grandioso día!

Fdo.: M.G.L.

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