Fue algo trágico, doloroso, indescriptible. Las imágenes de televisión transmitían las fotografías de la princesa Diana de Gales mientras agonizaba. Junto a su cuerpo, un grupo de paramédicos pretendía afanosamente prestarle auxilio. El espacio estaba medio oscuro. Minutos antes, el vehículo en el que se movilizaba se había estrellado aparatosamente, en un túnel de París.
Se trata de un documental que difundió la cadena CBS sobre la investigación francesa del accidente, en el que la alta dignataria perdió la vida, en 1997.
Peter Hunt, uno de los especialistas que analizó las gráficas, comentó que Diana estaba prácticamente “irreconocible”. Las fotos, que se supone fueron tomadas por uno de los paparazzi que la perseguía, aparecieron solamente durante quince segundos en un programa que duró una hora. “Es obvio que por el gesto de su rostro, debía estar sufriendo”, dijo Hunt.
Peter Hunt, uno de los especialistas que analizó las gráficas, comentó que Diana estaba prácticamente “irreconocible”. Las fotos, que se supone fueron tomadas por uno de los paparazzi que la perseguía, aparecieron solamente durante quince segundos en un programa que duró una hora. “Es obvio que por el gesto de su rostro, debía estar sufriendo”, dijo Hunt.
Estar a las puertas de la muerte es traumático para cualquiera, independientemente de si es pobre o rico. Es el momento crucial en el que nos enfrentamos al paso hacia la eternidad.
¿Dónde estaremos después de cruzar el umbral que nos separa del más allá? La decisión la toma cada uno. Es individual. ¿Por qué razón? Porque usted y yo tenemos la posibilidad de ser Salvos de la perdición eterna.
Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Juan 5:24
Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Juan 5:24
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