La mayoría de nosotros tenemos un gran problema. No se trata de las situaciones que se nos presentan a diario y con las que debemos lidiar, sino con la forma en cómo queremos que se solucionen.
Así es, porque la mayoría de nosotros oramos muchas veces sin creer que algo pueda pasar. No miento si digo, que a veces hemos orado teniendo la “convicción” de que nada vaya a ocurrir y que ese problema vaya a acabar de mala manera.
Personalmente debo confesar, que en ocasiones me he encontrado orando pidiendo a Dios su ayuda en determinada situación, pero con el pensamiento firme en mi mente de que nada evitará que eso terminará mal.
Parece ilógico pero así ocurre; he sido testigo de gente que ha orado por enfermos sabiendo que no se iban a sanar, o personas orando por provisión sabiendo que no la iban a recibir, mujeres orando por la conversión de sus esposos reconociendo que era difícil que se acercasen a Dios, padres orando por sus hijos, resignados a que estos ya no iban a cambiar. Es así, ocurre, no estoy hablando de cosas del otro mundo ni de cosas que nunca hayan pasado, estoy hablando de lo que suele pasar cuando oramos por algo que consideramos difícil de solucionar.
Nuestra mente es así: evalúa qué cosas son solucionables y qué cosas no tienen solución, y en base a eso cree. Sin embargo, Dios no quiere que evaluemos con nuestra mente las soluciones a las situaciones que se nos presenten, Él quiere que nosotros oremos, pero que también creamos que algo bueno va a ocurrir.
Nuestro Señor Jesús dijo:“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”
Mateo 21:22 (Reina-Valera 1960)
Él dio la clave para la respuesta, nos dice que lo que pidamos en oración también lo creamos firmemente para recibirlo. No tendría que haber en nuestra mente nada más que la seguridad de una respuesta a lo que estamos orando, y entonces las cosas van a suceder.
Hoy quiero invitarte a comenzar a creer, que al orar por algo determinado ores con tu mente, creyendo totalmente que lo que estás pidiendo lo vas a recibir, y vas a ver cómo Dios te va a sorprender con las respuestas adecuadas a cada situación.
La próxima vez que ores, que no haya nada más en tu mente que la seguridad total de que vas a recibir esa respuesta que estás pidiendo, porque cuando crees sin dudar ocurren cosas maravillosas.
No pienses en que ese problema no tiene solución, solamente ora creyendo que Dios dará la respuesta perfecta a ese problema; y no trates de imaginar cómo, porque imaginándolo puedes ser presa de la duda, en cambio confía a pesar de las circunstancias o del panorama desalentador; es entonces, cuando realmente Dios honra tu fe y te da las respuestas perfectas que tanto necesitabas.
¡Ora, pero también CREE!
“Confiamos en Dios, pues sabemos que él nos oye, si le pedimos algo que a él le agrada.”
1 Juan 5:14 (Traducción en lenguaje actual)
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