lunes, 14 de octubre de 2013

¿Miedo a la muerte? - Reflexiones, Devocional

Mi amiga, que acaba de mudarse, me contó acerca de su reciente experiencia. 
Estaba haciendo la mudanza para establecerse con su familia en una nueva ciudad. Viajaba junto a su esposo y su hijo de tres años en un minibús, al que habían cargado de peso más allá de lo aconsejable para aprovechar el viaje. 
Todo marchaba bien, hasta que al tomar una curva cerrada y por el exceso de peso, comenzaron a perder el control del vehículo. El esposo trató de maniobrar, pero si giraba a la izquierda les esperaba un barranco de unos 5 metros, lo que irremediablemente les conduciría a morir aplastados, pero si giraba a la derecha, corrían el riesgo de ser embestidos por los coches que pasaban a toda velocidad, lo que provocaría un accidente en cadena. Mientras esto sucedía, la mujer clamaba: ¡Señor, Señor!, Señor!, y vino a su mente el siguiente pasaje Bíblico: “El Señor te guardará de todo mal, él guarda tu vida. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”. Salmo 121:7-8
funeralAl recordar este pasaje bíblico, cerró los ojos y recibió una paz tan grande, que en ese momento el miedo a la muerte desapareció y dijo, ¡Señor!, me voy contigo, estoy lista, unos minutos más y nos veremos cara a cara.
En ese momento, el minibús chocó contra una roca y comenzó a dar vueltas, hasta que finalmente paró y ella pudo ver la cantidad de personas que habían acudido para ayudarles, entre ellos una ambulancia para asistirles inmediatamente. Cuando finalmente les sacaron del minibús, para sorpresa de todos pudieron comprobar que los tres estaban ilesos, después de sufrir semejante accidente.
Esta historia me dejó pensando, ¿yo estoy lista para la muerte? Una y otra vez venía a mi mente la frase de mi amiga: Señor, estoy lista para irme contigo, en unos minutos más nos veremos cara a cara.
El apóstol Pablo sabía que iba a partir, pero su corazón estaba en paz y confiado en que al morir, se iba a encontrar con Dios cara a cara. Sus últimas palabras fueron:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. 2 Timoteo 4:7-8

¿Y tú estás preparado? Llegará el día en que innegablemente tendremos que partir. Si aún no estás preparado, te animo a que entregues tu vida a Dios, pues solamente a su lado podrás vivir en paz, y cuando aquel día llegue podrás ir a su encuentro y disfrutar con Él por la eternidad.

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