martes, 15 de octubre de 2013

Cuenta con tus dedos tus bendiciones… - Reflexiones - Vídeo

A la edad de treinta y dos años a Doug McKnight se le diagnosticó esclerosis múltiple. En los dieciséis años siguientes, la enfermedad le costó su carrera, su movilidad y finalmente su vida.
Debido a la esclerosis múltiple no podía comer por sí mismo ni caminar; ¡vaya!, que tuvo que combatir la depresión y el temor al mismo tiempo.
Sin embargo y a pesar de todo, nunca perdió el sentido de la gratitud. Evidencia de esto es su lista de oración. Los amigos de su congregación le pidieron un día, que recopilara una lista de sus peticiones para interceder por él, y su respuesta incluyó dieciocho bendiciones por las que estaba agradecido y seis preocupaciones por las cuales orar. Sus bendiciones superaban a sus necesidades por tres a una.
refle-dedos27Doug McKnight había aprendido a estar contento.
Lo mismo ocurrió con una leprosa en la isla de Tobago. Un misionero de corta carrera la conoció en un viaje misionero.
En el último día de ella, él dirigía la oración en la colonia de leprosos y preguntó si alguien tenía una canción favorita.
Cuando hizo la pregunta, una mujer se volvió y dejó ver el rostro más desfigurado que se hubiera visto. No tenía orejas ni nariz, y los labios también habían desaparecido. Pero levantó una mano, sin sus dedos, y preguntó: "¿Podemos cantar “cuenta las riquezas que el Señor te da”?"
El misionero comenzó a cantar, pero no pudo terminar. Después alguien comentó: "Supongo que nunca podrá volver a cantar esa canción". "No", respondió, "la cantaré nuevamente, pero nunca de la forma en que lo hacía antes".
¿Esperas que un cambio de circunstancias traiga un cambio en tu actitud? Si es así, tú estás cautivo, y necesitas aprender un secreto para aligerar tu equipaje: lo que tienes por El Señor, tu Pastor, es mayor que lo que no tienes en la vida.
Mira tus manos y cuenta con ellas las bendiciones que ya has recibido. Te darás cuenta que no te alcanzan los dedos para ellas. Son más las bendiciones que los problemas en tu vida. Por lo tanto, no es que cuentes con los dedos, sino que les cuentes tus bendiciones a los demás.
Genésis 49:25
Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá, Con bendiciones de los cielos de arriba, Con bendiciones del abismo que está abajo, Con bendiciones de los pechos y del vientre.
Deuteronomio 28:2
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
Salmo 21:3
Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

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