domingo, 16 de junio de 2013

¿Para quién vives? - Devocional - Vídeo

Es increíble cómo en ocasiones podemos llegar al extremo de perder el enfoque sobre para quién vivimos. Y es que la presión de la gente o autoridades “espirituales” nos llevan a dejar de vivir para Dios y comenzar a vivir para ellos.
¿Para quién vives?, seguro que rápidamente contestaste que para Dios. Pero realmente, ¿es lo que demuestras día a día?
Conozco a muchas personas que hace tiempo dejaron de vivir para Dios y comenzaron a vivir para la gente, pues le dan más importancia a lo que la gente dice que a lo que Dios piensa de ellos.
Hay muchas personas que viven una vida con miedo del qué dirán, que les importa más lo que la gente pueda pensar que lo que Dios piensa.
Hay personas que hacen lo imposible para quedar bien con sus autoridades espirituales, pero se esfuerzan poco por quedar bien con Dios.
¿A quien tratas de agradar?, mucha gente vive para el ojo humano y se olvida de que hay un ojo divino que TODO lo ve.
Este mismo desenfoque hace que la gente viva utilizando diferentes máscaras, ya que delante de la gente son una cosa y cuando esa gente, de quien le importa la opinión, no está, entonces viven otra vida. En pocas palabras, este desenfoque de la vida nos puede llevar a caer en la HIPOCRESÍA.
Hay algo que debemos tratar de entender y no es porque no lo sepamos, sino porque no queremos entenderlo totalmente, y es que NUNCA VAMOS A QUEDAR BIEN CON TODA LA GENTE. Por más que te esfuerces en agradar a la gente, siempre habrá alguien que hablará de ti, que no te creerá, que dudará de ti y de lo que haces o que pondrá en tela de juicio la intención con la que haces las cosas; pero eso no tiene que ser motivo para desanimarnos, al contrario, eso nos enseña que con el único con el que de verdad necesitamos quedar bien es con Dios, porque Él nunca hablará mal de nosotros.
Quizá los últimos días te has sentido defraudado o desanimado porque cierta gente, a la que hiciste de todo para agradarles, hablaron mal de ti o simplemente te ignoraron, y eso pudo causar mucho dolor en ti. Pero debes aprender esto como una lección, de que no debes vivir tratando de agradar al ojo humano, porque nunca lo lograrás; tal vez lo logres un tiempo, pero tarde o temprano recibirás respuestas que no serán de tu agrado.
Tienes que vivir para Dios, que tu intención diaria sea la de agradarle a Él en TODO, preocúpate por agradarle, por vivir como Él se merece que vivamos y entonces, el vivir para agradar a Dios traerá como consecuencia el hecho de ser agradable a la gente; sí, pero a la gente que también ame y sirva a Dios, porque hay gente que dice servir a Dios, pero realmente le sirven a la gente y a ellos mismos para gloria propia.
Pregúntate otra vez: ¿Para quién vives?, si estás viviendo para el ojo humano, entonces no estás viviendo para Dios; ahora bien, si estás viviendo para Dios, como consecuencia agradarás a los nacidos de nuevo.

“Para Dios, lo que cuenta no es la fuerza del caballo, ni la fuerza del hombre; para él, lo que cuenta es que la gente lo obedezca y confíe en su amor.” 

Salmos 147:10-11 (Traducción en lenguaje actual) 
El ojo humano nunca tendrá la importancia del ojo divino, por eso vivamos para agradar a Dios porque Él observa las intenciones de nuestro corazón.

¡Vive para Dios!

“Yo sé, Dios mío, que tú te das cuenta de nuestras intenciones y que te gusta que seamos sinceros.” 

1 Crónicas 29:17a (Traducción en lenguaje actual) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario