“El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.”
Salmos 32:8 (Nueva Versión Internacional)
Un padre se siente orgulloso una vez que termina su tarea de instructor de su hijo, cuando éste deja su casa. No obstante, sabemos que los padres siguen enseñando a sus hijos aunque éstos ya hayan madurado. En este proceso de instrucción y enseñanza, el padre se encarga de dar la instrucción necesaria a su hijo para que prospere en cualquier área de su vida. Le hace saber desde pequeño lo que le conviene y lo que no, mostrándole qué caminos le llevarán a conseguir sus metas y advirtiéndole de las veredas que pueden truncar su vida. Y cuando el hijo, ya maduro, tiene una buena vida, su padre se goza porque la instrucción que dio a su hijo ha dado fruto.
Muchos creyentes no se atreven a pedirle instrucción específica a Dios para sus vidas, ni buscan en Su Palabra lo que Él dijo respecto a algún asunto, por temor a ser juzgados o reprendidos por su ignorancia, mientras que Dios no actúa así. Él no es como los hombres, Él es paciente e instruye con amor.
Dios tiene los mejores consejos, dispón tu corazón para crecer a Su lado. Él es el mejor Instructor pues le ha enseñado todo a la creación. Cuando Él te guíe por algún camino, tómalo. Él sabe por qué lo dice. No olvides que Él es tu Padre, y quiere gozarse contigo por el buen fruto que darás. Vive en la instrucción de tu Padre, y así dirán:
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