Viven la vida desde un sillón, viendo la TV; se sientan frente a sus ordenadores buscando satisfacción, información y juegos; viven para el último iPhone, iPad, Xbox, u otro aparatito electrónico; con apretar el botón esperan la vida abundante.
Son seres con una luz de dones, talentos y experiencias especiales. Quisiera que despertasen y compartiesen de sí mismos, con un mundo oscurecido que necesita su luz. ¿Dónde está su ambición? ¿Cuál es el propósito de su existencia? Fuimos puestos aquí para traer luz a los demás; necesitamos tener metas y expectativas y trabajar para lograr nuestras aspiraciones.
¿Cuál es nuestra responsabilidad al disfrutar del privilegio de vivir en este mundo? Igual que el sol ilumina nuestros días y la luna nuestras noches, estamos llamados a iluminar las vidas de quienes nos rodean. Pensemos en el poder de la luz; hace posible la vista, nos permite ver cosas de la manera como son realmente, elimina la oscuridad. De igual forma, con el poder de nuestra luz la oscuridad retrocede.
Tenemos la capacidad de traer amor y gozo, cuidado y compasión, e inspiración y motivación a otros en el mundo. Comienza con nuestros pensamientos y emociones y se hace realidad a través de nuestras acciones. ¿Cómo sería ser luz en el mundo que nos rodea con un mensaje de esperanza, deseos y posibilidades? Cuando cambiamos tan sólo una vida, comenzamos a cambiar a todo el mundo.
Comencemos con nosotros mismos; seamos honestos y genuinos. Seamos capaces de reírnos de nosotros mismos. Admitamos cuando nos equivocamos y pidamos perdón. Mostremos siempre respeto por los demás y agreguemos valor a sus vidas. Seamos agradecidos. Entre más cuidemos nuestra propia luz, mejor podremos iluminar la vida de los demás. Una vela no pierde nada encendiendo otra vela… y así también es con nosotros.
Cuando nos ofrecemos, cuando nos damos, nuestra luz no disminuye sino que ayuda a otros que están todavía en la oscuridad. Se necesita un reino de luz para superar la oscuridad de este mundo… porque Dios nos puso aquí con un propósito. Aprendamos lo que Él tiene, para que actuemos y hagamos brillar nuestra luz apasionadamente sobre el mundo.
Aún ahora mismo hay infinidad de otras personas en necesidad de la guía, seguridad e inspiración de nuestra luz. Seamos, pues, una luz en este mundo cada día que vivamos. Vivamos en la luz de la eternidad.
El autor de este pensamiento, nos desafía a considerar la frivolidad y liviandad del estilo de vida que el mundo nos propone como válido.
No hay duda alguna de que cada uno de nosotros puede y debe ser de bendición a quienes nos rodean. Y eso no es posible si simplemente nos recluimos en nuestro cajón de comodidad y decidimos no arriesgar nada. Porque convivir y compartir implican hacernos vulnerables a la falta de agradecimiento y aprecio de parte de aquellos a quienes dirigimos nuestros esfuerzos.
Atrevámonos a vivir en comunidad de manera genuina, aunque eso involucre pagar un precio. ¿Por qué no tomar un tiempo este fin de semana y decidir congregarnos con otros tantos que, al igual que nosotros, reconocen que no sólo necesitamos los unos de los otros, sino que además necesitamos de Dios y Su palabra, de Su guía y de Su poder?
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