Debemos ser conscientes de que a nuestra vida vendrán tormentas, que querrán arrancar nuestras raíces y alejarnos de la comunión que tenemos con Dios.
Puede que últimamente hayas experimentado esos cambios inesperados que, poco a poco, te están llevando a las desesperación, cuando notas que el panorama no parece cambiar sino empeorar.
Puede que tu fe esté vacilante frente a las encrucijadas que a tu vida se han presentado, sin embargo debes recordar que en quien tú crees es Poderoso para calmar tormentas, Poderoso para transformar cualquier perspectiva, Poderoso para hacer aquello que tu mente se rehúsa a creer que puede pasar.
¿Y si renuevas tu fe?, ¿y si te quitas la venda de tus ojos, que está causando que no puedas creer que algo bueno va a suceder cuando termine esa tormenta? ¡Hazlo!
Recuerda que no hay tormenta que al terminar, no muestre un hermoso arcoíris que representa el pacto de Dios con sus hijos. Dios ha prometido estar contigo todos los días de tu vida, y por tal razón, aún en medio de cualquier tormenta, debes tener la seguridad de que Dios esta allí, a tu lado, ayudándote a soportar cualquier tipo de tempestad.
¡Vamos!, ¡sé valiente! No importa el giro inesperado que haya dado todo, pues lo verdaderamente importante es que Dios sigue estando a tu lado y esa es una garantía total de que obtendrás la victoria.
No dejes que el panorama opaque tu fe, sino al revés, que tu fe se fortalezca al ver el panorama contrario, pues sólo así podrás obtener la victoria.
¡No importa el giro inesperado, lo importante es que Dios está contigo!
“Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros.”
Romanos 8:31 (Traducción en lenguaje actual)
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